Dos viajes trascendentales para el futuro

José Luis Restán

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Están en el telar dos viajes del Papa de gran trascendencia. Ya se trabaja en una visita de Francisco a Canadá, en el contexto del proceso de reconciliación con los pueblos indígenas puesto en marcha por los obispos de aquel país. En el trasfondo está la cuestión de las residencias instituidas por el gobierno canadiense desde finales del siglo XIX para asimilar a las poblaciones indígenas, cuya gestión fue confiada en muchos casos a diferentes órdenes religiosas. Diversas investigaciones han desvelado las situaciones de precariedad, la imposición cultural y otros abusos que sufrieron los niños indígenas en estas escuelas. Es un asunto que requiere un análisis riguroso de las responsabilidades de diversos actores, también del propio gobierno canadiense, pero el debate se ha centrado de forma unilateral en las instituciones católicas. La Iglesia no pretende escurrir el bulto, pero estos episodios, con toda la vergüenza que comportan, no deberían ocultar todo lo que la evangelización ha supuesto para aquel país. Son necesarias la verdad, la purificación y la reconciliación, y el encuentro cara a cara del Papa con los líderes de las “antiguas naciones indias”, será una magnífica oportunidad.

Es también noticia importante que el Primer ministro de la India, Narendra Modi, haya invitado a Francisco a visitar su país. Benedicto XVI quiso realizar ese viaje, pero el gobierno nacionalista del BJP lo impidió, molesto por su defensa de la libertad religiosa. Modi se ha mostrado afectuoso en extremo con el Papa que, a buen seguro, recogerá el guante. Lo importante es que el nacionalismo hindú respete el carácter laico fundacional del Estado y que los cristianos gocen de la misma seguridad que cualquier ciudadano. La India es un país clave para el futuro del mundo, también para el futuro de la Iglesia.