Hasta el más pequeño puede hacerlo

José Luis Restán reflexiona sobre la catequesis sobre la pasión por evangelizar del Papa

José Luis Restán

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El Papa lleva varias semanas desarrollando una catequesis sobre la pasión por evangelizar. Ayer se fijó en la historia de San Andrés Kim, el primer sacerdote coreano, en un país en el que los primeros pasos de la evangelización los dieron los laicos, porque durante bastante tiempo no hubo ningún sacerdote. El contexto al que se refirió ayer el Papa es el de una durísima persecución que tuvo lugar hace doscientos años en Corea, que obligaba a cualquier cristiano corriente a estar dispuesto a entregar su vida. Andrés Kim tuvo que aprender a moverse con tanta valentía como astucia, porque ser cristiano estaba literalmente prohibido. La contraseña que utilizaba para encontrar a sus fieles era decir en voz baja: “¿Eres discípulo de Cristo?”. Ese es el resumen de la identidad cristiana, no una lista de reglas y principios. El cristiano es uno que da testimonio de Jesús con una fuerza que no es suya, que le viene dada, como les sucedió a los apóstoles en Pentecostés que, por cierto, celebraremos este domingo. La pasión por evangelizar, incluso en situaciones difíciles, es un don del Espíritu Santo, no el resultado de un plan.

Ayer el Papa se refirió a las caídas y debilidades que experimenta cualquier testigo de Jesús. Andrés Kim tuvo que caminar una vez bajo la nieve para encontrar a un misionero extranjero que había entrado clandestinamente y estuvo a punto de morir congelado. En ese momento escuchó una voz que le decía: “álzate, camina!”. Francisco tomó pie en este episodio para subrayar un aspecto muy importante del celo apostólico: el coraje de levantarnos cuando caemos. Y nosotros, que nos sentimos pequeños, ¿cómo podemos evangelizar? Miremos a estos grandes evangelizadores y pensemos en nuestro entorno cercano: se trata de hablar de Jesús con el corazón lleno de alegría y de fuerza en la familia, en el trabajo, con los amigos. Es una gracia que debemos pedir al Espíritu Santo: llevara a todos la vida de Jesús que nos ha cambiado. Hasta el más pequeño puede hacer esto, si Le ha encontrado y si vive en la compañía de la Iglesia.

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