Las estrellas y el sentido de la vida

José Luis Restán

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Últimamente compruebo con sorpresa que algunos reputados científicos vuelven a la decimonónica costumbre de considerar incompatibles la fe y la ciencia, a pesar de la evidencia racional de que grandes científicos de ayer y de hoy son profundos creyentes. En ese contexto llama la atención el encuentro promovido por el Observatorio Astronómico Vaticano sobre "Agujeros negros, ondas gravitacionales y singularidades del espacio-tiempo", organizada en honor de George Lemaître, sacerdote y cosmólogo belga que formuló la teoría del “Big-Bang” en 1931. En un discurso a los participantes, el Papa ha dicho que “la Iglesia está atenta a estas investigaciones y las promueve, porque sacuden la sensibilidad y la inteligencia de los hombres y mujeres de nuestro tiempo”. Cuestiones como el comienzo del universo, su evolución, la estructura profunda del espacio y del tiempo, dijo Francisco, mueven al ser humano a una búsqueda frenética de sentido. Así que estos temas “tienen una relevancia tanto para la teología, como para la filosofía, la ciencia y también para la vida espiritual”.

El Papa recordó que Lemaître quiso seguir ambas vocaciones, la sacerdotal y la científica, y comprendió que “la ciencia y la fe siguen dos caminos diferentes entre los que no existe ningún conflicto, al contrario, estos caminos pueden armonizarse entre sí, porque tanto la ciencia como la fe tienen la misma matriz en la Verdad absoluta de Dios”. Francisco deseó a los participantes en este encuentro de alto nivel científico que “sigan confrontándose con lealtad y humildad sobre las cuestiones que debaten con entera libertad, y que esto les ayude a progresar en sus respectivos campos hacia la Verdad”. También les recordó que “la fe y la ciencia se pueden unir en la caridad si la ciencia se pone al servicio de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo, y no se distorsiona para perjudicarlos o incluso para destruirlos”. Y concluyó diciéndoles que sólo el Dios que es Amor puede saciar la sed del corazón humano.