El privilegio de ver su cara

En el marco del año santo dedicado a san Isidro labrador, ayer se presentó una reconstrucción facial del santo en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, fruto de un completo estudio forense de su cuerpo. Como escribe hoy en la Tercera de ABC el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, hasta ahora disponíamos de imágenes que eran fruto de la imaginación, y precisamente en este momento de la historia tenemos el privilegio de poder ver su cara. El Concilio Vaticano II enseña que, en los santos, personas como nosotros, “Dios muestra a los hombres al vivo su rostro y su presencia”. Y no es una metáfora.

Gracias a la ciencia, ahora hemos recuperado una aproximación más fidedigna a su rostro, que muestra rasgos africanos. Podemos preguntarnos, dice el obispo auxiliar de Madrid, si su familia era cristiana desde hacía tiempo, o si tal vez fue el mismo Isidro el primero en bautizarse. Lo cierto es que ni la procedencia, ni el color de la piel, supusieron un obstáculo para que los cristianos de aquella comunidad mozárabe madrileña vieran en aquel rostro un reflejo vivo del Amor de Dios.

Quizás se nos haya dado el privilegio de ver el rostro de san Isidro en un tiempo de escepticismo, de polarización y violencia, porque nuestra generación necesita, sobre todo, volver a ver de cerca el rostro de Dios. El cristianismo no es una idea sino un hecho presente, es la carne y la sangre de hombres y mujeres con un rostro concreto, cambiados y sostenidos por el encuentro con Jesucristo. Resulta curioso que descubramos ahora la ascendencia africana del santo patrono de una gran capital europea como Madrid, y monseñor Martínez Camino se pregunta si no es una oportunidad de reavivar la fe que permite vivir unidas a razas y lenguas diversas, la única que da fundamento sólido y vigor político suficiente a la fraternidad humana.