Sobrevivimos como un milagro continuo
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Ayer, en un encuentro online promovido por el Pontificio Instituto Oriental, el arzobispo Sviatoslav Shevchuk, cabeza de la Iglesia greco-católica de Ucrania, compartió con profunda emoción el sufrimiento de su pueblo y la forma en que la Iglesia lo está acompañando. En su intervención reveló que nada más comenzar la invasión comprendió la necesidad de estar en contacto permanente con los obispos, los sacerdotes y su gente. Así que decidió grabar diariamente un vídeo mensaje de unos 5 minutos, que se ha convertido en una crónica vibrante de lo que sucede en su país. Durante su intervención, interrumpida en varios momentos por las lágrimas, el arzobispo subrayó que la fuerza demostrada por el pueblo ucraniano es un milagro que sorprende al mundo. Reveló que solo un millón de personas han permanecido en Kiev, mientras dos millones han abandonado la ciudad. También se hizo eco de la situación en Járkov, “convertida en una ciudad fantasma”, y en Mariúpol, donde se han abierto fosas comunes. Relató el caso de un párroco greco-católico que vio a su mujer dar a luz a su tercer hijo en medio de un terrible asedio en Slavutych. Cuando comenzó la invasión, sabiendo que el bebé estaba por nacer, el arzobispo trató de sacar al sacerdote de esa ciudad, pero él le respondió: “tú eres mi obispo y recibí de ti el mandato de cuidar de esta gente. No puedo irme". Es un ejemplo del compromiso heroico de cientos de sacerdotes en todo el país.
En su intervención, el arzobispo Shevchuk mostró especial agradecimiento al Papa Francisco, que le telefonea frecuentemente, por su cercanía y sus esfuerzos para detener la masacre de inocentes en Ucrania. “Sobrevivimos como un milagro continuo, quizá necesitemos un milagro de María", dijo evocando la reciente consagración de Ucrania y de Rusia al Corazón Inmaculado de María.