No tengo miedo, el Señor me protege
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Todos recordamos aquella escena: una monja de rodillas con los brazos abiertos frente a los militares armados hasta los dientes. “¡Matadme a mí, no a la gente!”, les dijo sor Ann Nu Thawng a los soldados. Acaba de cumplirse un año del golpe de Estado en Myanmar y precisamente hoy celebra la Iglesia el día de la Vida Consagrada. Sor Ann pertenece a la orden de San Francisco Javier, y trabaja como enfermera en un país donde los católicos son una pequeña minoría, aunque muy dinámica e implicada en la vida de la comunidad. La BBC incluyó a esta monja birmana en su lista de las cien mujeres del año 2021, algo que debe haber producido una sonrisa irónica a esta mujer aparentemente frágil que, sin embargo, sabe bien que su vida está en manos de Dios.
En una conversación con la revista Huellas, sor Ann ha contado en breves trazos la situación de Myanmar, un país sumido en la oscuridad y la violencia. Tras las primeras protestas pacíficas, muchos jóvenes dejaron sus casas y se fueron a combatir, de modo que las familias se están disgregando. Mucha gente se ha visto obligada a abandonar sus casas debido a lo que ya es una guerra civil en muchas regiones. Sor Ann salía por las noches para atender en las casas hasta que sus superiores se lo prohibieron. De hecho, los militares no pierden su pista, pero dice no tener miedo: “reconozco en mí la presencia del Señor que me sostiene y me protege”. En estos meses ha ayudado a traer al mundo a más de sesenta niños, asumiendo a veces una gran responsabilidad por la falta de médicos y de material.
Recuerda que en su vocación fue decisivo contemplar las llagas de Jesús durante un Vía Crucis, al comprender que, con un gesto de amor, Él dio la vida por nosotros y por todo su pueblo. Su testimonio resume el de tantos consagrados a lo largo y ancho de nuestro dolorido mundo: “Dios creó todo para el bien, y no nos dejará nunca”.