Una profunda herida
Reflexiona José Luis Restán sobre las palabra de monseñor Luis Argüello en COPE
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El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha trazado hoy en 'Herrera en COPE' la amarga curva de la conciencia social sobre el aborto en nuestra sociedad: desde reconocerlo como un mal menor que se despenalizaba en determinados supuestos a establecerlo como un derecho fundamental, de modo que cualquier medida razonable de información y reflexión ante este drama provoque reacciones histéricas, como si pusieran en riesgo el Estado de Derecho. En España se produce la friolera de 100.000 abortos al año. Tres de cada cinco embarazos de mujeres de menos de 20 años no llegan a término. Es necesario estar muy ciego para no reconocer que esta es una profunda herida de nuestra sociedad que tiene mucho que ver con esa gran desvinculación de la que hablan nuestros obispos en su último documento. Una sociedad con esta llaga no puede sino arrastrar un fardo de violencia, soledad y amargura.
Pero si hablamos del aborto hay que contemplar todos sus aspectos. Por ejemplo, que el nivel de estudios, la situación económica, el empleo y el contexto cultural contribuyen a determinar la cantidad de abortos. Como ha señalado monseñor Argüello, no se puede separar lo que llamamos “moral personal” de lo que etiquetamos como “moral social”. Las mujeres que tienen entre 16 y 34 años, y que tienen hijos, tienen muchas más posibilidades de quedarse sin empleo que las que no los tienen. Entre los 25 y los 34 años, las madres tienen menor salario que las mujeres que no tienen hijos. Proteger la vida implica también una decisión política sobre estos aspectos. Si se trata de garantizar la libertad de las mujeres, como dicen algunos a gritos, entonces hay que ofrecer toda la información y todo el acompañamiento necesario, e impedir que ser madre requiera una especie de acto heroico para algunas mujeres. Una cosa es segura: una sociedad que no cuida la vida se aboca al suicidio.