Diálogo de carmelitas

Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 19 de diciembre

José Luis Restán

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Ayer me alegró la noticia de que el Papa ha decidido extender a la Iglesia universal el culto a la beata Teresa de San Agustín y 15 compañeras de la Orden de las Carmelitas Descalzas de Compiègne, asesinadas por “odio a la fe” el 17 de julio de 1794 en París, en plena Revolución francesa. Es lo que se conoce como una “Canonización Equipolente”, en la que la autoridad del Papa suspende la necesidad de un milagro para proclamar santa a una persona. Muchos de nuestros oyentes conocerán a las protagonistas de esta noticia a través de la inolvidable obra de Georges Bernanos, “Diálogo de Carmelitas”, que ha tenido magníficas versiones tanto en el teatro como en el cine. En el contexto tremendo de la persecución orquestada por los revolucionarios contra la Iglesia, las monjas de este convento fueron forzadas a abandonar su condición de carmelitas. Sin embargo, encontraron la forma de reunirse para seguir haciendo vida común. Fueron descubiertas y condenadas a la guillotina.

La inmortal obra de Bernanos plantea la gran cuestión del martirio. Las carmelitas habían emitido voto de martirio, o sea, establecieron libremente ante Dios su decisión de afrontar ese trance que era una posibilidad muy real. Todas, menos una joven novicia que, asustada, decide abandonar la vida religiosa para conservar su vida. La paradoja genial es que, en el último momento, a los pies del cadalso, esta joven se unirá a sus compañeras que suben cantando ante la turba sorprendida, mientras que las circunstancias dejarán fuera a la sub priora, que había insistido en el voto de martirio llegando al límite del respeto a la libertad de sus hermanas. El martirio nunca puede ser buscado ni planificado. “Sólo Dios elige”, le dice el capellán a la subpriora que se pregunta, amargada, para qué servirá su vida a partir de entonces: “vos continuaréis el Carmelo”, le respondió el capellán. Al final todo es Gracia, como decía Bernanos, y nuestra vida consiste en secundarla libremente.

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