La fe recia de los cristianos de Pakistán
Escucha la Firma de José Luis Restán del miércoles 26 de marzo
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Aunque no tiene sentido hacer un ranking, Pakistán es uno de los países del mundo más difíciles para los cristianos. Sigo desde hace años con verdadera admiración, a veces con un punto de angustia, las peripecias de una comunidad heroica de apenas millón y medio de católicos, en su inmensa mayoría gente muy sencilla y pobre, pero gente recia en la fe. Por esto me ha alegrado saber que el cardenal Joseph Coutts, arzobispo emérito de Karachi, acaba de recibir el Sitara-e-Imtiaz, uno de los más altos reconocimientos civiles del país, por su excepcional contribución a la armonía interreligiosa y el bienestar social.
Con la concesión de este premio, el gobierno de Pakistán no reconoce solo a una figura eminente, sino que pone en evidencia la presencia de los cristianos paquistaníes en ámbitos como la educación, la salud y las obras sociales, y lanza un mensaje que coincide con una antigua reivindicación de los cristianos: que son ciudadanos de pleno derecho y en pie de igualdad, protagonistas de la construcción de una nación en la que están presentes desde su fundación. Este discurso es justo y necesario, pero seamos claros, está muy lejos de representar el sentir común de amplios sectores sociales. La vida diaria de la mayor parte de los cristianos sigue siendo muy dura, sigue afrontando vejaciones y discriminaciones por más que las autoridades se empeñen en destacar la armonía interreligiosa. El fundamentalismo islámico es como una hidra que penetra en el tejido social y determina la vida real de mucha gente, a despecho de las leyes y las instituciones.
Y, sin embargo, la fe sigue viva en este pueblo, débil y amenazado a los ojos del gran mundo, pero tan rico en su testimonio de verdadera humanidad, en su fidelidad a prueba de bombas (literal), en su férrea decisión de transmitir el tesoro de la fe a sus hijos. Enhorabuena al cardenal Coutts y a todos los cristianos de Pakistán por esta distinción del Estado, pero, sobre todo, por su vida de cada día.