El fuego de Don Bosco
Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 27 de marzo
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El Capítulo General de los Salesianos ha elegido al undécimo sucesor de San Juan Bosco, el maltés Fabio Attard. La imagen que la Congregación ha elegido para dar esta noticia muestra los rostros de los once rectores mayores que han sido llamados sucesivamente a custodiar el fuego de aquel increíble sacerdote turinés que rompió todos los esquemas empujados por el amor a Cristo, al que reconocía en los chicos más perdidos y descartados de su época. Juan Bosco era como un viento al que nada puede sujetar, pero no un viento que derrumba sino uno que construye sobre el único cimiento firme, sobre Aquel que prometió “el ciento por uno”, y después la vida eterna, a quienes lo siguieran. Don Bosco lo siguió, e incorporó a ese seguimiento a miles de jóvenes a los que, literalmente, arrancó de las calles, de la violencia y de la desesperanza, y para los que construyó casa y escuela, y en medio de ellas, la presencia viva de Jesús en la eucaristía, el fuego que nunca se apaga.
La imagen propagada por los salesianos para celebrar este momento presenta, bajo las figuras de los once rectores más la de Don Bosco, una especie de ola azul, quizás la ola del tiempo que transcurre, de la historia que pasa… pero no como si fuera un movimiento absurdo, sin sentido, sino como la historia en la que se ha injertado para siempre el Verbo hecho carne. Don Fabio recoge ahora el testigo del asturiano Fernández Artime, anterior rector a quien el Papa nombró cardenal. No sabemos cómo ni dónde se desplegará la aventura de los salesianos en el futuro, esa aventura que los llevó a La Patagonia hace 150 años, y de allí a los cinco continentes. Habrá nuevos lugares, nuevos desafíos, también en nuestro viejo mundo europeo tan necesitado de rejuvenecer. Pero será el mismo fuego el que los impulse.