La fuerza tranquila de León
Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 16 de junio

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Hemos superado ya el primer mes del pontificado de León XIV y es inevitable que se multipliquen las “etiquetas” para definir al nuevo Papa. El interés y la necesidad de comprender son buenos, lo importante es no pretender encajar al Papa en nuestros esquemas y prejuicios. Yo hablaría de “la fuerza tranquila de León”. Me llama la atención el cuidado que ha puesto en citar a sus inmediatos predecesores, desde Pablo VI a Francisco, en sus ya numerosos discursos y homilías. No se trata de citar por citar, sino de enhebrar el hilo de una continuidad viva en la que nada queda arrumbado, sino que todo sirve para alumbrar el presente. Eso no significa que León XIV no vaya a abrir caminos nuevos para el anuncio del Evangelio; lo hará con el rico bagaje de toda la sabiduría recibida, y también con la libertad de un pastor que no está sujeto a ningún programa ni a ningún legado que no sea el del Evangelio y la entera Tradición de la Iglesia.
También ha comenzado estos días el run-run sobre los nombramientos que el Papa va a realizar (en algún momento lo hará, sin duda) para conformar su equipo de colaboradores más inmediato. También en esto conviene recordar la regla de la libertad total del Sucesor de Pedro y, al mismo tiempo, no dramatizar. Aquí no se trata de desalojar “al anterior gobierno”, como sucede tras unas lecciones políticas. León puede confirmar a algunos prefectos que ya estaban con Francisco, lo mismo que este confirmó, durante tiempos más o menos largos, a muchos que estaban con Benedicto. Y puede, igualmente, llamar a su lado a personas que piense que son más adecuadas para algunas tareas.
Será significativo, por ejemplo, a quién elige para el Dicasterio de los Obispos, tarea que él desempeñaba. En su primer saludo al personal de la Santa Sede, dijo que la memoria es un elemento esencial de la vida de la Iglesia, porque nutre el presente y orienta al futuro. Y también que cualquier tarea en la Iglesia debe estar marcada por la perspectiva de la misión. Es la “fuerza tranquila” de León, que contrasta con la “debilidad nerviosa” de algunos, que ya le ponen deberes.