Gracias por tu vida, Alexei

Escucha la Firma de José Luis Restán del miércoles 19 de febrero

José Luis Restán

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En estos días, mientras Putin y Trump buscan llegar a un acuerdo sobre una "paz" que es, en realidad, un reparto de zonas de influencia entre los "grandes" a costa de los ucranianos que luchan por su libertad y su independencia, se cumple un año de la muerte de Alexei Navalny. En medio del grotesco juego de poder y de intereses al que asistimos estos días, aquella decisión de Navalny de regresar a Rusia, donde sabía que le esperaba un penal en el Ártico y una más que probable muerte, sigue interrogando a nuestra conciencia, casi golpeándonos.

Una gran figura de la resistencia del Este durante el comunismo, el escritor checo Václav Havel, dijo que "si no tienes un motivo para arriesgar tu vida, no tendrás un motivo para vivir una vida digna de ese nombre". Seguramente fue eso lo que pensó Navalny, que tenía medios para ponerse a resguardo de la tormenta, para haber vivido cómodamente en Alemania o en Estados Unidos viendo crecer a sus hijos, y mientras escribir artículos críticos y mordaces contra el régimen de Putin. Sin embargo, él decidido volver. Su crítica no fue un artículo bien pagado sino la entrega de su propia vida a los verdugos. ¿tendrá esto algo que ver con su profunda conversión al cristianismo, de la que nos ha dejado preciosos testimonios? Yo pienso que sí.

Y mientras me dedico a analizar la sucia geoestrategia de estos días, me viene a la mente esta cita de George Eliot: «el bien del mundo depende en parte de actos ignorados por la historia; y si las cosas no son tan malas para ti y para mí como podrían haber sido, también se debe a aquellos que han vivido fielmente una vida oculta y descansan en tumbas que nadie visita». Por fortuna, la de Navalny la han visitado estos días algunos miles de personas, que han afrontado el riesgo de ser identificadas por la policía de Putin. Gracias por tu vida, Alexei.

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