Llevado y sostenido

Escucha la Firma de José Luis Restán del martes 4 de febrero

José Luis Restán

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El pasado domingo el Papa envió un mensaje para el rezo del Ángelus desde su habitación en el Policlínico Gemelli, en el que se refería a la “bendición” que se esconde dentro de la fragilidad, porque esta condición nos permite aprender aún más a confiar en el Señor, y decía sentirse como llevado y sostenido por todo el pueblo de Dios.

El modo de afrontar la fragilidad en sus múltiples facetas, y específicamente el sufrimiento ligado a la enfermedad, forma parte esencial del testimonio cristiano y del testimonio apostólico. Existe una cátedra de la cruz, como diría San Juan Pablo II, que pertenece sustancialmente a la enseñanza que el pueblo cristiano puede esperar de quienes han sido llamados a ser sus pastores. Por eso los tiempos que un Papa transcurre en el hospital no son “tiempos muertos” desde el punto de vista de su guía. Naturalmente, cada circunstancia impone sus condicionantes y la de la enfermedad no va a dejar de imponérselos al Papa: hay decisiones que pueden retrasarse, hay presencias que deben anularse, se hace más complicada la relación con los colaboradores, en el límite, muchos aspectos del gobierno pueden quedar temporalmente en suspenso, es algo que ya hemos visto muchas veces en la historia. Sin embargo, el testimonio de que sólo Cristo es quien nos salva y nos permite vivir con esperanza cualquier dolor, cobra un realce enorme.

También el Papa, “siervo de los siervos de Dios”, es un pobre hombre que necesita ser sostenido por Cristo en cada momento, y eso se hace más evidente en la enfermedad. En estas horas difíciles, Francisco, el hombre, el cristiano, el Papa, se mide con la magnitud del Misterio, se confía al dulce nombre de Jesús y al consuelo de su Madre santísima, y se siente sostenido por la multitud de los santos, de arriba y de abajo. Toda una catequesis.

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