Peregrinos junto a todos, llevando el amor hecho carne
Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 18 de noviembre
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El discurso de apertura de la Plenaria de la CEE, a cargo de su presidente, Luis Argüello, merece ser conocido y meditado, porque ayuda a comprender el momento histórico que nos toca vivir, y emplaza a los católicos españoles a un protagonismo que supere las tentaciones de la desidia, el victimismo y la confrontación dialéctica. Hoy me ocupo sólo de la introducción. Dice Monseñor Argüello, refiriéndose a la Iglesia, que “somos un pueblo peregrino entre los pueblos…, un pueblo que se reúne en torno a la mesa de la eucaristía para avivar la conciencia del origen y la meta de su peregrinación”, y para reconocer a quien nos ilumina con la verdad, nos fortalece y nos reconforta en un viaje que es «santo y arduo». Observa que “peregrinamos junto a nuestros conciudadanos que buscan sentido al viaje de la vida, o se mueven de acá para allá, expresando de forma inconsciente la secreta sed de encontrar un lugar donde descansar el corazón”. Muchos están desesperanzados y otros buscan refugio en la nostalgia del pasado. A unos y otros, el mercado y las ideologías les ofrecen «paraísos» para enmascarar la desesperanza y consolar su incertidumbre.
Con todos ellos compartimos los cristianos el camino, y les “ofrecemos el amor gratuito hecho carne en Jesucristo”, que introduce una novedad en la historia y salva a los que por ella transitamos. Denuncia el Presidente de la CEE “el mito del progreso”, que pretende solucionar los problemas “con las nuevas máquinas que nos abren a un mundo poshumano”. Los cristianos sabemos que esos grandes asuntos humanos —el mal, el sufrimiento, la muerte, el amor, el sentido…— no son problemas que las ciencias o las ideologías puedan solucionar… sino un misterio que sólo Jesucristo puede iluminar y sanar. “Esta experiencia es la que la Iglesia quiere vivir y compartir con los compañeros de andadura”. Intentaré seguir desgranando este discurso en los próximos días.