"Un momento, partamos de Cristo"

Merece la pena leer íntegramente la intervención del cardenal Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, en el reciente Meeting de Rímini, en un encuentro titulado “Una presencia por la paz”. Aquí me debo contentar con algún destello. El Patriarca habla de su vocación y de la necesidad de preguntarse continuamente qué le dice Jesús en cada momento. Eso “debe convertirse en criterio de lectura de cada situación de dolor, de división, de fatiga”. Ante lo que sucede, que parece que nos atropella, él dice: “un momento, partamos de Cristo”.

En el diálogo surge la pregunta sobre el papel de los cristianos en Tierra Santa, y el Patriarca muestra su indomable realismo: “nadie espera que la comunidad cristiana vaya a resolver los problemas; políticamente, podría decirse que somos más o menos irrelevantes… pero debemos estar presentes”. Y pone el ejemplo de la pequeña parroquia de Gaza, con poco más de 600 personas, que sigue manteniendo su dinamismo porque no se ha encerrado en sí misma esperando el fin de la guerra. “Nosotros somos incapaces de resolver los problemas, pero podemos decir una palabra verdadera sobre lo que está pasando, donde la gente pueda encontrarse sin convertirse en parte del conflicto”. Este es, para el cardenal, el papel más importante que puede tener la Iglesia.

En otro momento afirma que “a veces parece que hemos reducido la fe a una especie de panacea, una fe que resuelve todos los problemas”. Y no es así. La fe cristiana sigue teniendo un “elemento trágico”. Por ejemplo, no sabemos por qué se produce el sufrimiento de los inocentes. En la fe solo podemos orientar esa pregunta a Dios, y responder con gestos de amor que alivien el dolor trágico que vemos en las imágenes de Gaza y en tantas otras partes del mundo. La fe es una relación con Dios dentro de la cual todas las preguntas encuentran espacio y pueden ser sostenidas.