"Mientras el mundo gira"
Escucha aquí la Firma de José Luis Restán de este lunes 9 de septiembre
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“La cruz está firme mientras el mundo gira”, reza un histórico lema de los cartujos. Lo he recordado al seguir algunos pasos del esforzado viaje del papa Francisco a varios países de Asia y Oceanía. Muy poco le importa al gran mundo y sus estrategas este viaje, quizás tampoco nos importa mucho a los católicos del viejo occidente.
El mundo sigue a trompicones, y mientras, el Papa fija la mirada de la Iglesia, ayer en Papúa-Nueva-Guineasiguen las guerras, no se detiene la verborrea estéril y agresiva de autócratas y populistas…, hoy en Timor oriental, periferia de las periferias, por decirlo finamente.
Seguro que ninguno de nosotros había oído hablar de Vanimo, una pequeña ciudad en el confín noroccidental de Papúa-Nueva-Guinea. Allí Francisco ha recordado que desde mediados del siglo XIX la misión en aquellas tierras nunca se ha interrumpido, nunca ha cejado el anuncio de la Palabra de Dios, la educación de los más pobres, la asistencia sanitaria, allí los cristianos no han dejado de ser instrumentos “de paz y de amor” para todos.
Y nosotros sin saberlo. Claro que no ha sido un camino de rosas. El Papa ha recordado que ese trabajo misionero se ha enfrentado a la superstición y a la magia que dominaban el corazón de muchas personas, ha intentado curar la violencia, la infidelidad, la explotación, el consumo del alcohol y de las drogas que aprisionan y hacen infelices a tantos hermanos y hermanas…
El mundo es muy grande y diverso, pero hay cosas muy parecidas. Como dijo Francisco a los miles de habitantes de Vanimo, que no podían creer que el Papa estuviera en su ciudad: el amor es más fuerte que todos esos males y su belleza puede sanar al mundo, porque tiene sus raíces en Dios.
La misión consiste en testimoniarlo, aunque pueda costar incomprensión. De Vanimo era el beato Pedro To Rot, esposo, padre, catequista y mártir de esa tierra. Dios no se ha olvidado de ese rincón que nunca habíamos oído nombrar.