Faros en la niebla
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La revista Omnes ha publicado una interesante entrevista al abad del monasterio cisterciense de Heiligenkreuz, situado a 20 km de Viena que, con su centenar de monjes, su potencia cultural y su despliegue apostólico en la región, es un verdadero fenómeno eclesial que conviene comprender. El abad Maximiliam Heim explica que cuando un joven le pregunta qué requisitos tiene que cumplir para entrar, él le responde con un guiño: “¡que te puedes ir!”. Sólo a través de una decisión plenamente libre se construye la vida comunitaria. La libertad y la autenticidad son el único secreto del atractivo de este monasterio de casi 900 años, en el que, según su abad, “el que entra no experimenta nada aburrido, sino una comunidad que se ha mantenido joven con un saludable abanico de edades”.
Un aspecto muy original de la abadía es que se ocupa pastoralmente de 23 parroquias de los alrededores, siguiendo una tradición de siglos. Es un verdadero reto que los monjes no quieren eludir, porque es una puerta para entrar en contacto con las personas de nuestro tiempo que están en búsqueda. En estos tiempos convulsos, afirma el abad Heim, los monasterios deben ser, cada vez más, centros de fe y de pastoral misionera. En esa perspectiva se sitúa la Vigilia de los Jóvenes de cada viernes, que es el motor de la pastoral juvenil de toda la región. Además, la abadía incluye una Facultad de Teología, profundamente comprometida con la Tradición y el Magisterio eclesial, que lleva el nombre de Benedicto XVI y cuenta con 300 estudiantes.
El abad tiene claro que, si Heiligenkreuz es lo que es, después de tantos siglos, se debe a que su primera tarea, la adoración a Dios, es el fundamento de toda su labor. Y cree que, en tiempos de crisis y desvanecimiento de la fe, los monasterios pueden ser verdaderos faros en la niebla. Conocer la realidad de esta abadía llena de alegría y muestra un camino posible de aquí y ahora.