La labor… ya sabemos cuál es
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Hoy me fijo en el sencillo relato del obispo del Vicariato de San José del Amazonas, en Perú, el claretiano extremeño Javier Travieso. En la página de OMP describe un territorio que es casi un tercio de España, con 180.000 habitantes, una selva atravesada por ríos, con pequeñas aldeas. Hay 680 pequeñas comunidades atendidas desde 16 centros de misión. Los sacerdotes son 12 y también colaboran 13 laicos y algunas religiosas. Hay comunidades que se visitan sólo una vez al año, debido a lo extenso e intrincado del territorio y a la dificultad para llegar, siempre en barca a través de los ríos. Dice con sencillez que intentan hacer lo que Nuestro Señor quiere, como hace la Iglesia en cualquier lugar del mundo, y que todo parte del encuentro con Él, que es lo que nos lleva a implicarnos en la vida de la gente y en sus necesidades. Tienen algunas escuelas y también dan clase de Religión en los colegios de las aldeas, que son muy deficitarios desde todos los puntos de vista. Imaginamos.
Comenta que en el Vicariato “tenemos que hacer un poco de todo, porque no quieren ir maestros a la selva, no quieren ir médicos a la selva, no quieren ir cristianos a la selva…” Y aclara enseguida: “no estoy quejándome, quiero decir que, por todas esas dificultades, tenemos que ir haciendo de todo lo que se puede: curar, sanar, educar y estar con la gente en aquello que se necesita”. El misionero-obispo no se queja, tampoco espera una situación mejor, hace lo que se puede sin desmayo y con un horizonte muy claro, porque “la labor, dice, ya sabemos cuál es”. Ojalá lo sepamos siempre: “facilitar el encuentro con el Señor de muchas formas y hacer posible una vida digna, plena, verdadera, en comunión con Dios y con los demás, con las posibilidades que están en nuestras manos”. Me impresiona esta claridad alegre y realista, que no se queja, que no se mide. Termina Javier Travieso diciendo que sí, que necesitan misioneros y apoyos económicos, claro. “Vosotros nos los ofrecéis y, de nuevo, muchas gracias”. Sí, eso es la Iglesia, sin complicaciones.