Se necesita coraje

En medio de tantas voces que nos marean, de análisis contrapuestos y descalificaciones recíprocas que llegan al insulto y a la exclusión del otro, los católicos debemos prestar oído y conceder crédito en este momento terrible a la voz del Patriarca latino de Jerusalén a la hora de mirar a la guerra en Tierra Santa. En una carta a corazón abierto dirigida a su diócesis, el cardenal Pizzaballa reconoce que están atravesando uno de los períodos más difíciles y dolorosos de su historia reciente: “todo parece hablar de muerte y odio sin fin y muchos "por qué" se superponen en nuestra mente, aumentando nuestra sensación de desconcierto”.

El Patriarca proclama con rotundidad que la atrocidad cometida contra la población de Israel el pasado 7 de octubre es inadmisible y no puede dejar de ser condenada. La misma conciencia le lleva a denunciar el ciclo de violencia que ha provocado más de cinco mil muertes en Gaza. Todo esto no hará más que aumentar el odio y el resentimiento y no resolverá ningún problema. Por eso clama: “es hora de detener esta guerra, esta violencia sin sentido”.

Subraya que no podemos vivir este tiempo tan doloroso sin mirar a Cristo, necesitamos una Palabra que nos acompañe como el aire que respiramos. Y recuerda que “es en la cruz donde Jesús venció… la paz de la que habla no tiene nada que ver con la victoria sobre el otro… Él conquistó el mundo amándolo”. Tener el coraje del amor y de la paz significa no permitir que el odio, la venganza y la ira ocupen todo el espacio de nuestro corazón, de nuestros discursos, de nuestro pensamiento. Se necesita coraje para poder exigir justicia sin propagar el odio, reconoce el cardenal Pizzaballa: “se necesita coraje para pedir misericordia, para rechazar la opresión, para promover la igualdad sin exigir uniformidad, para mantenerse libre”. Todo un mensaje para israelíes y palestinos, y para todos los que participamos en este drama, aunque sólo sea contemplando aterrados las imágenes que nos llegan cada día.