Necesitamos mucha paciencia
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Encuentro en la revista Mundo Negro el relato de un misionero que trabaja en la parroquia Madre de la Paz, en la región de West Pokot, al noroeste de Kenia, y me impresiona su título: “el Evangelio de la paciencia”. De eso sabemos muy poco, y así nos va. Los primeros misioneros llegaron a esa zona en los años 70. El padre Gervais Mutsopi valora mucho el enorme trabajo que hicieron sus predecesores. El pueblo pokot está formado por pastores seminómadas que están aprendiendo a cultivar las tierras. En la parroquia han inaugurado una panadería que produce entre 400 y 500 panes diarios que la gente aprecia mucho y que, combinados con la leche, se han convertido en un buen complemento alimenticio. El P. Gervais describe numerosas tradiciones de este pueblo, algunas bien extrañas para nuestra mentalidad, y explica que es necesario ser respetuosos con ellas para llevar a cabo el servicio de la evangelización. “Necesitamos mucha paciencia porque, aunque vamos viendo buenos frutos, las cosas van muy lentas”, afirma con un realismo que no tiene nada de candidez. En su parroquia las distancias son enormes, por eso tienen 50 pequeñas capillas con comunidades cristianas de unas 20 personas, que los cuatro misioneros que forman la comunidad intentan visitar cada dos meses.
Los pokots practican la poligamia, y la mayoría no han recibido el sacramento del matrimonio: otro desafío pastoral que requiere paciencia, y partir de la realidad como es. También se vuelcan en las escuelas, porque el 90 % de la población es analfabeta, y no hay colegios públicos. Pienso que nuestro mundo secularizado plantea problemas análogos a la evangelización. Necesitamos esa paciencia que no nace del temperamento personal, sino de saber, como el P. Gervais, que sólo somos “obreros en los campos del Señor”. Y por eso, como él, podemos estar contentos.