El reproche del Gran Inquisidor

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El reproche del Gran Inquisidor

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

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Hoy el Papa ha recordado, durante la Audiencia General, la llamada Leyenda del Gran Inquisidor, un relato del genial escritor ruso Fédor Dostoievski. Después de varios siglos, Jesús vuelve a la tierra y es recibido por la multitud que lo vitorea, antes de ser arrestado por el Inquisidor, que representa la lógica mundana. El Inquisidor le interroga, y reprocha con dureza a Cristo no haber querido, en su momento, convertirse en el rey más grande de este mundo, prefiriendo dejar al hombre libre, antes que someterlo por la fuerza. Es un reproche que recorre la historia, y que incluso cautiva a no pocos cristianos: Jesús habría podido establecer una paz universal por la fuerza, pero prefirió dejar libre el corazón del hombre, con todos lo riesgos que eso comporta. El Inquisidor concluye con amarga severidad que, por eso, merece más que nadie la condena de muerte.

Como ha dicho Francisco, todos acariciamos la tentación de alcanzar esa falsa paz basada en el poder, ya sea en la familia, en la convivencia social, o en las relaciones entre los pueblos. Sin embargo, la paz de Jesús no se impone. Las armas del Evangelio son la oración, la ternura, el perdón y el amor gratuito a todo hombre. Por eso, ha dicho, “la agresión armada de estos días, como toda guerra, representa un ultraje a Dios, una traición blasfema al Señor de la Pascua”.

El Viernes Santo vamos a contemplar a Jesús que ante la inminencia de su Pasión dice a los suyos: "que no se turbe vuestro corazón". Y es que, ya lo vemos, mientras el poder mundano siembra muerte y destrucción, “la paz de Jesús construye la historia a partir del corazón de cada hombre que lo acoge”. Es una paz que Él ganó para nosotros en la cruz, y que ningún poder nos puede arrebatar

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