Sería completamente prescindible
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Yo no sé si la revista The Economist esparce buena doctrina económica, lo que sé desde hace tiempo es que no entiende nada de lo que significa la Iglesia Católica, cosa que no me escandaliza lo más mínimo. En su último número, la poderosa revista británica ofrece un consejo casi paternal a la Iglesia: debe “modernizarse” (escurridiza palabra) para no ser devorada por la historia. Empieza con el tam-tam del celibato de los sacerdotes, aspecto que no puede entender como seguro tampoco entiende el matrimonio para toda la vida. Es normal que The Economist no entienda el celibato, incluso que lo rechace. Lo que no es normal es que tan prestigiosa cabecera engañe de forma burda, al vincular el celibato con el drama de los abusos en la Iglesia Católica. Los datos de las fiscalías y los estudios más serios establecen que apenas un 0,2% de los abusos son atribuibles a sacerdotes, o sea que el resto corresponden a personas que no están vinculados con dicho compromiso.
Pero los consejos paternales de esta revista, convertida para el caso en tabloide amarillo, se refieren también a otros aspectos de la vida eclesial, como el nombramiento de obispos (habría que hacer elecciones en cada diócesis) o los contenidos de la fe y la moral, que se deberían decidir por consenso, al compás de los tiempos. Si la Iglesia asumiera este programa, sería completamente prescindible. Ya no interesaría a nadie, ni siquiera a los avezados redactores de The Economist.
La pregunta es si la Iglesia lleva consigo algo que solo Dios puede dar, algo que no procede de nuestros consensos. Si la Iglesia no da eso al mundo, entonces no la necesitamos. Sólo si nos da algo más que las opiniones humanas, algo que procede de Dios, entonces nos ofrece algo que merece la pena verificar.