Desarmar la Tierra para lograr caminos de paz
Desde su hospitalización en el Gemelli el Papa ha hecho un llamamiento a desarmar la Tierra. Mario Alcudia reflexiona sobre esas palabras del Pontífice en las que dice que en este momento de enfermedad en el que se encuentra, “la guerra parece aún más absurda”

DESARMAR LA TIERRA PARA LOGRAR CAMINOS DE PAZ | FIRMA MARIO ALCUDIA
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Conviene releer la carta que el Papa escribía estos días al director del Corriere della Sera, respondiendo así a su mensaje de cercanía al Pontífice en estos momentos de enfermedad. En este momento, decía Francisco en ese texto, aprecia aún más claridad lo absurda que parece la guerra. La fragilidad humana tiene el poder de hacernos más claros sobre lo que dura y lo que pasa, sobre lo que nos hace vivir y lo que mata. Quizá por eso tendemos tan a menudo a negar los límites y a rehuir a las personas frágiles y heridas que cuestionan nuestra equivocada dirección.
El Papa trasladaba además en esa carta ese ánimo a todos aquellos que dedican su trabajo e inteligencia a informar, a sentir la importancia de las palabras. Nunca son sólo palabras, decía, son hechos que construyen entornos humanos. Pueden conectar o dividir, servir a la verdad o servirse de ella. Por eso debemos desarmar las palabras, para desarmar las mentes y la Tierra. Hay una gran necesidad de reflexión, de calma, de sentido de la complejidad.
La guerra sólo devasta comunidades y el medio ambiente, sin ofrecer soluciones a los conflictos. Por eso la diplomacia y las organizaciones internacionales necesitan nueva credibilidad.
Todo esto exige compromiso, trabajo, silencio, palabras. Sintámonos unidos en este esfuerzo, señala Francisco, que la Gracia celestial no dejará de inspirar y acompañarnos.
Ya dos días antes de ingresar en el Gemelli el Santo Padre nos recordaba que “la guerra es siempre una derrota. No nacimos para matar, sino para ayudar a las personas a crecer, para que puedan encontrar caminos de paz”.
Pongamos nuestra mirada en los pueblos que sufren, pidamos a Dios que conserve el corazón de cada uno humilde y abierto para escuchar el grito de los hermanos y poder reconocer su presencia en las debilidades y en las heridas del mundo. En este tiempo de Cuaresma pidamos por la paz en nuestras oraciones diarias y hagamos penitencia para que el mundo encuentre los caminos de paz.