Misioneros, servidores del banquete del amor de Dios

Mañana celebraremos el Domingo Mundial de las Misiones, el DOMUND, una de las jornadas eclesiales más arraigadas tanto eclesial como socialmente, que hace posible que los 1126 territorios de misión sigan recibiendo la ayuda que necesitan para poder seguir anunciando el Evangelio. Este año se nos propone como lema 'Id e invitad a todos al banquete'.

Estamos celebrando desde hace dos semanas la última fase del Sínodo convocado por el Papa que tiene como lema 'Comunión, participación y misión' y en esos lugares de misión, donde hay más necesidad donde están menos evangelizados, en los que quizá se entiende mejor la urgencia de esta experiencia de caminar juntos. Del lugar precisamente reflexionaba esta semana en Roma la religiosa benedictina María Ignazia Angelini quien hablaba sobre "El lugar de la Iglesia sinodal en la misión".

La religiosa recordó dos "banquetes", el universal de la profecía de Isaías y la invitación a la mesa del fariseo. Jesús, decía , ama los banquetes, desde la vocación de Leví hasta la Última Cena. La mesa humana es para el Señor un lugar de reunión, pero también arriesgado. El lugar está donde los seres humanos sufren o pasan necesidad y es precisamente a ellos a los que la Iglesia sinodal tiene el reto de llegar.

Ante tanta dificultad, que hace a veces complicado explicar qué es lo que hace a estos hombres y mujeres permanecer en lugares tan complicados, ellos lo explican con gran claridad al recordar la dimensión esponsal de la misión.

Y es que quizá, como decía la madre Angelini, se trate de redescubrir la fecundidad de los lugares en los que compartir la Buena Noticia. Betania siempre prepara y prefigura el Cenáculo para que todos puedan disfrutar de la mesa donde compartir ese Don que nos convierte en un regalo para los demás.