Seguidores de Cristo, sembradores de esperanza

Ante la celebración este domingo del Día del Seminario 2025, Mario Alcudia reflexiona sobre la importancia de los sacerdotes como sembradores de esperanza en medio de la sociedad. Un compromiso que nace de la experiencia personal de haberse encontrado con Cristo y de descubrirse llamados por él, a través de la Iglesia, para servir a la humanidad sembrando la esperanza del Evangelio.

Redacción Religión

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Mañana celebraremos el Día del Seminario, este año con el lema ‘Sembradores de esperanza’. En esta ocasión se hace referencia a tres realidades que están condicionando el tiempo en el que vivimos: la conectividad que facilitan las tecnologías pero que provocan el aislamiento del presente, la soledad que a veces se vive en medio de la multitud y el dolor que provoca el sufrimiento y la injusticia. En medio de todas ellas, la campaña invita a descubrir las zonas luminosas de la aventura humana y el papel que tienen los sacerdotes para generar esperanza. 

El sacerdote es ante todo, una persona que ha conocido el Amor y que vive para amar. Un amor del que surge la alegría. En estos días escuchamos en nuestras parroquias algunos de los testimonios en torno a la vocación de nuestros seminaristas donde se demuestra cómo el Señor llama de formas muy diversas.

La siembra de esperanza que hacen nuestros sacerdotes se produce a través de ese compromiso en el acompañamiento de las personas en esa relación cercana, gracias a esa cercanía a los hombres en entrega, generosidad y donación absoluta.

Como decía el Papa en uno de los recientes encuentros con los seminaristas el Seminario es el lugar donde se cuida con mimo el discernimiento, la conocimiento, la oración y el cuidado de cada uno de ellos ante la tarea y misión para la que se les prepara.

Desde luego esta es una jornada importantísima para mirar a una institución a la que no siempre le damos la suficiente importancia, ni conocemos como merece. Un día realmente necesario para agradecer al Señor el don nuestros sacerdotes, y pedirle que sigan surgiendo estas vocaciones, que siga enviándonos a estos testigos misericordiosos de su Amor en medio de la sociedad.

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