"Lo de Ábalos era una relación contractual de un servicio sexual reiterado para su exclusivo goce con dinero público"
Escucha el monólogo de Jorge Bustos del lunes 3 de marzo
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No hay consenso en los medios a la hora de referirse a Jéssica. Algunos la llaman la novia de Ábalos. Otro la amante o la pareja. Hombre, novios eran Romeo y Julieta, los amantes de Teruel, Orfeo y Eurídice, incluso Bonnie y Clyde, ya que hablamos del PSOE. Yo creo que los periodistas debemos esforzarnos por usar el lenguaje con propiedad, con la máxima precisión posible. Y la lengua castellana ofrece numerosas maneras de referirse al oficio más viejo del mundo. De todas ellas, y como estamos en horario infantil, yo voy a quedarme con una que usa Cervantes en el Quijote: “moza de partido”. Cervantes no explicita de qué partido, pero ya lo hago yo: del Partido Socialista Obrero Español. Ese partido que desde Roldán a los ERE pasando por Tito Berni tiene suficientemente acreditada su afición al putiferio. Aunque luego dice que quiere abolir la prostitución. O sea, abolir a sus compañeros de partido.
Queridos niños, lo de Jéssica y José Luis no era una relación sentimental. El sentimiento no se vende ni se compra. Lo de Ábalos era una relación contractual, el pago de un servicio, en concreto de un servicio sexual reiterado que el ministro del Gobierno más feminista de la historia privatizó para su exclusivo goce con dinero público. Porque el pago corría de nuestra cuenta, porque la Guardia Civil sospecha que Jessica, entre el piso de lujo y las nóminas públicas y la treintena de viajes oficiales, se benefició de unos 10.000 pavos mensuales durante tres años. Y Ábalos se beneficiaba también, pero de otra manera. Así que, compañeros, no lo llamemos amor cuando queremos decir corrupción. Corrupción moral y económica.
¿Irán a la manifa del 8M Ione Belarra, encubridora de Monedero, y Yolanda Díaz, encubridora de Errejón?"
Copresentador de 'Mediodía COPE'
El PP, que ejerce la acusación popular unificada en el caso Ábalos, ha pedido nuevas diligencias en el Tribunal Supremo para conocer por qué Jéssica cobró sueldos públicos y participó en viajes pagados por Ábalos y por Koldo García. También reclama los organigramas para identificar dónde se ubicó a Jéssica Rodríguez y a Joseba García (el hermano de Koldo) en esas empresas públicas, quiénes los contrataron y a quiénes reportaban. Por qué Óscar Puenting se columpió una vez más defendiendo la regularidad del contrato de Jessi, fichada solo por saber leer. Pero es que ahora sabemos que hubo más mujeres. Un clavo saca otro clavo, pensaría Ábalos cuando cortó con Jessi, y se consoló con Miss Asturias. Pero hay más. Queremos saber exactamente a cuántas y por cuánto colocó la mano derecha de Pedro Sánchez durante los años en que fue ministro de Transportes y número dos del PSOE. Queremos saber cuánto nos han costado a todos los españoles sus vicios y su hipocresía de feminista de bragueta impune. Por cierto, ¿habrá pancarta de Jessica este 8M, día de la mujer? ¿Irán a la manifa Ione Belarra, encubridora de Monedero, y Yolanda Díaz, encubridora de Errejón? Feministas de izquierdas, no os rindáis: Ábalos vive, la lucha sigue.
Mira, precisamente, acaba de ganar el Óscar una actriz que hacía de prostituta. Si Santiago Segura se anima, que contrate a Ábalos para su próxima entrega de Torrente. Y a por el Goya".