"Asociar sin más, como hacen algunos políticos demagogos, la inmigración con la delincuencia es injusto, es mentira y es inhumano"
Escucha el monólogo de Jorge Bustos del jueves 27 de marzo
- 3 MIN
Venía oyendo en el coche a mi compadre Alberto Herrera, que se ha ido a Tenerife a conocer de cerca el llamado problema de la inmigración irregular. Nos ha contado la realidad de lo que se está viviendo en Canarias. Ha recogido historias de primera mano, ha hablado con esos chavales que llegaron en patera y que sueñan con ser ayudantes de cocina o enfermeras en Europa. Y ha entrevistado a sus cuidadores, que para mí encarnan la cara más admirable de la Administración pública. Profesionales abnegados, comprometidos, solidarios como buenos canarios, con verdadera vocación de servicio.
Lo digo porque a veces tenemos la tentación de pensar en el Estado como en un monstruo insaciable que se alimenta de nuestros impuestos y que nunca se sacia, y luego gasta ese dinero en chiringuitos y en corruptelas. Y eso ocurre a veces, es verdad, y los periodistas lo denunciamos cuando ocurre. Pero la inmensa mayoría de los servidores públicos en España son eso: servidores públicos. Y servir en lo público es por ejemplo ayudar a un chaval que se jugó la vida en el mar por tener un futuro; o a una adolescente que huyó de un matrimonio forzoso en Senegal. Ya ahora esos chavales se están hacinando en Canarias porque nuestros políticos hacen mal su trabajo.
Ir al choque con el PP por sistema solo cronifica los problemas estructurales, no los resuelve. Pero usar a los menores extranjeros como ariete resulta especialmente miserable"
Copresentador de 'Mediodía COPE'
Digo todo esto porque cuando hablamos de inmigración los medios tendemos a presentarlo como un problema. Y en muchos aspectos puede ser una solución al problema demográfico de España y de Europa. No digo que la inmigración sea la panacea: cuando no se gestiona bien y los extranjeros no se integran en la sociedad de acogida, aparecen efectivamente los problemas de convivencia y seguridad. Pero asociar sin más, como hacen algunos políticos demagogos, la inmigración con la delincuencia es injusto, es mentira y es inhumano. Solo sirve para excitar el recelo hacia el diferente, un bajo instinto que viene de serie en el cerebro del homo sapiens, que es un animal territorial como tantos otros. Lo que pasa es que algunos evolucionan y otros se quedan en la fase animal para ganar votos y dinero con sus rentables discursos de odio. Ahora, seguramente será una mujer inmigrante la que limpie hoy en la casa de esos políticos. Y seguramente será una mujer inmigrante la que bañe el cuerpo anciano de ese político xenófobo cuando ya no se pueda valer por sí mismo, dentro de algunos años.
Dicho esto, el caos migratorio que padece Canarias hay que gestionarlo. Y hay que hacerlo con responsabilidad, y sobre todo con lealtad al resto de autonomías. Y eso es justo lo que no ha hecho este Gobierno. Porque ha preferido usar la inmigración como un arma política y porque depende de los siete votos de Puigdemont, un xenófobo evidente que no quiere ni charnegos ni africanos en Cataluña. Y el Gobierno presuntamente progresista traga con ese criterio y reparte a los menores como si fueran números. Y además sigue sin atender el derecho de asilo de un millar de menores que lo han pedido. Y por eso el Tribunal Supremo le acaba de dar diez días para hacerse cargo de ellos y dejar de mirar para otro lado. Y pronto llegarán al Tribunal Constitucional los recursos de las comunidades que se niegan a aceptar el reparto forzoso de menores sin financiación adicional y encima decidido por Puigdemont. Porque además eso solo incentivará a las mafias para seguir lucrándose con el tráfico de personas en el mar.
Así que al Gobierno se le abre un nuevo frente judicial. Y todo por negarse a pactar con la oposición un modelo migratorio duradero. Mira, ir al choque con el PP por sistema solo cronifica los problemas estructurales, no los resuelve. Pero usar a los menores extranjeros como ariete resulta especialmente miserable".