"Y el cuerpo de este Papa baja a la tierra con la coherencia que guio su vida: la de un pastor que predicó con el ejemplo hasta el último día"

Escucha el monólogo de Jorge Bustos del martes 22 de abril desde Roma

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Es fácil entender por qué Francisco quiso ser enterrado en el lugar donde me encuentro ahora mismo. Quizá escuches mientras hablo el tañido de una campana, o el rumor de la fuente que diseñó Carlo Maderno a los pies de la basílica de Santa María la Mayor, bajo la columna de la Virgen, y frente a la fachada barroca que esconde el viejo templo románico, repleto de obras de arte. Pero también de peregrinos, que están cruzando delante de mí la Puerta Santa de esta basílica, porque estamos en Año Jubilar, y también porque buscan el hueco, el nicho, la lápida donde será enterrado en pocos días el cuerpo del Papa, que hoy todavía está siendo velado en la intimidad en la Casa de Santa Marta, donde falleció.

Es fácil entender por qué el Papa Francisco, el jesuita Bergoglio, quiso descansar en un templo mariano más importante de Roma"

Jorge Bustos

Copresentador de 'Mediodía COPE'

Jubileo y cónclave en el mismo año: es evidente que Roma es ahora mismo el centro del mundo. El lugar de la noticia. Un lugar que jamás defrauda, por muchas veces que se visite, y menos si estamos en primavera. Y es fácil entender por qué el Papa Francisco, el jesuita Bergoglio, quiso descansar en un templo mariano más importante de Roma, que custodia una imagen muy venerada. Es un icono bizantino antiquísimo, que llegó aquí en el siglo VI, y representa a la Virgen rodeando al Niño con las manos, con una expresión de gran serenidad pero también de poder, de protección. Por eso la llaman Salus Populi Romani, la protectora del pueblo romano. Protectora de los restos del primer papa americano.

Pero Francisco no ha sido el primer papa en tener esta idea, en acoger sus restos a la protección de esta imagen. Aquí reposan también Paulo V y Sixto V, dos pontífices del periodo barroco que contribuyeron a embellecer esta basílica con dos capillas monumentales. Junto a una de ellas, en una nave lateral, bajo una losa sin adornos y sin más inscripción que su nombre en latín, será inhumado Jorge Mario Bergoglio por voluntad propia, expresada en el testamento que acaba de publicarse. Un folio apenas, con instrucciones sencillas, alejadas de la pompa de antaño.

Pero hay más tumbas ilustres en esta basílica. Bajo el peldaño del presbiterio está enterrado nada menos que Gian Lorenzo Bernini, el gran genio del barroco romano, que acostumbraba rezar el rosario cada día. Sus obras son de una belleza majestuosa, su talento fascinó a siete papas y a todas las Cortes de Europa; pero a la hora de morir eligió también una losa denuda y sencilla, bien cerquita de la Virgen, un peldaño que sirve para ser pisado. Ya se ve que el arte no está reñido con la humildad.

Hoy todo el planeta llora la muerte de un papa distinto, de un pontificado histórico. Proliferan los análisis de todo tipo: doctrinales, ideológicos, incluso geopolíticos. Demasiado conservador para unos; demasiado rupturista para otros. Que si ahora la Iglesia elige cambio o continuidad... Pero a mí, si te digo la verdad, todo eso ahora me interesa poco. Porque es la hora final la que nos iguala a todos. Ante la muerte cada cual demuestra quién es finalmente. Y Francisco, el jesuita Bergoglio, el párroco de las villas miseria de su remota Argentina, ha muerto como ha vivido. Humildad viene de humus, de tierra. Y el cuerpo de este Papa baja a la tierra con la coherencia que guio su vida. Ese es quizá su legado más auténtico: el de un pastor que predicó con el ejemplo hasta el último día".

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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