"Por debajo de los aplausos norcoreanos a Sánchez, el auditorio del 41 Congreso Federal del PSOE se va a parecer mucho a una escape room"
Escucha el monólogo de Jorge Bustos del viernes 29 de noviembre
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Bienvenido al Mediodía COPE de este viernes de noviembre en el que se cumple un mes exacto de la riada letal en Valencia. Hasta allí se ha desplazado mi compañera Pilar Cisneros para contarte cómo está la situación un mes después. Y ya te adelanto que no está como debería estar.
Pero este viernes nos habla también de otras cosas. Nos habla de luces de navidad, de compras en el Black Friday y de declaraciones en los tribunales. Y de una declaración en especial. Al filo de las diez de esta mañana aparecía Juan Lobato en la plaza de Las Salesas, donde se levanta el Tribunal Supremo. Acude solo, porque los testigos no disponen de asistencia letrada. Traje gris, gesto serio. Estrecha la mano de alguien que se la tiende desde el interior del coche que lo ha traído hasta allí y se dirige con paso rápido a la entrada, donde saluda a los agentes de Policía. En la mano lleva una carpeta blanca y roja con el logotipo del PSOE.
En esa carpeta todos sabemos lo que hay: hay una bomba. Un artefacto explosivo a punto de ser colocado en los cimientos de La Moncloa. Es decir, el acta notarial que documenta su conversación con la asesora que le filtró la información confidencial contra el novio de Ayuso para que la usara políticamente en la Asamblea de Madrid. Es la prueba, por tanto, del origen compartido del delito por el que ha sido imputado (y será probablemente condenado e inhabilitado) Álvaro García Ortiz. Es la prueba de que la filtración ilegal provino de La Moncloa, a cuyo servicio (de quién depende) trabajaba la Fiscalía. Una sucia operación de Estado que violó el derecho a la privacidad de un particular y que involucra directamente al gabinete de Pedro Sánchez. Solo nos falta saber cuántas personas más de su círculo más estrecho de confianza acabarán imputados por esto. Puedes apostar a que Pilar Sánchez Acera, poderosa fontanera de Ferraz y de Moncloa, la jefa de gabinete del entonces jefe de gabinete de Pedro, va a ser imputada también. Y de ahí para arriba.
En la mano lleva una carpeta blanca y roja con el logotipo del PSOE. La prueba de que la filtración ilegal provino de La Moncloa"
Copresentador de 'Mediodía COPE'
Como testigo, Juan Lobato tenía la obligación de decir la verdad. Y yo añadiría que tenía también el deseo de decirla, con mayor libertad además por haber dimitido del cargo de líder del PSOE de Madrid. Que Lobato conoce y respeta los límites de la ley mucho más que García Ortiz y que Óscar López es algo que ya demostró cuando se fue al notario a dar fe de su resistencia al delito en el chat con la fontanera mayor de Moncloa. Y es ese escrúpulo legal el que lo ha condenado a ojos de su partido, donde hoy es un traidor por el único motivo de negarse a delinquir tan alegremente como el resto de sus compañeros. Es verdad que acabó usando la información tributaria del novio contra Ayuso en la Asamblea, pero gracias al acta notarial confía en salvar el pellejo en términos judiciales: de momento se libra de la imputación y solo ha tenido que depositar su móvil en el juzgado. Pero en términos políticos ya está muerto, porque para sobrevivir hoy en el PSOE de Sánchez hay que estar dispuesto a abrazar la imputación con entusiasmo, como demuestran Begoña, el hermanísimo, el fiscal general, el ex Número Dos Ábalos, el asesor Koldo, el líder del partido en Murcia y el líder del partido en Extremadura, entre otros ilustres socialistas.
Hoy arranca en Sevilla el congreso del PSOE para cerrar filas y aclamar al gran timonel. Pero por debajo de los aplausos norcoreanos ese auditorio se va a parecer mucho a una escape room, con la cúpula tratando de zafarse del cerco judicial. Y un apunte gracioso para finalizar: el portavoz socialista que sustituirá a Lobato se apellida... CELADA. Para celadas, la que le tendieron a Lobato primero, y la que él hoy ha tendido a Moncloa delante un juez.