"La gente tiene una idea muy clara de lo sucedido: Mazón es culpable por incompetente y Sánchez es culpable por inacción"

Escucha el editorial de Jorge Bustos del miércoles 13 de noviembre

- 3 MIN

      
      
             
      

Vengo del Congreso, donde se celebraba esta mañana el debate sobre la gestión de la DANA. Pedro Sánchez, que según todos los datos oficiales sigue siendo presidente del Gobierno de España, no estaba en su escaño. Está en Bakú, capital de Azerbaiyán, explicando al mundo entero quién ha sido el culpable -en abstracto- de la tragedia de Valencia.

“El cambio climático mata”, dice Pedro. Me recuerda a Irene Montero cuando decía aquello de “el machismo mata” justo antes de aprobar la suelta de violadores que provocó su ley del Sí es Sí. Pero el primero que no se cree esa frase es él, porque si de verdad Pedro creyera que el “cambio climático mata”, habría drenado el barranco del Poyo, y habría adecuado las infraestructuras en las zonas inundables por efecto de gotas frías cada vez más violentas a causa del calentamiento del Mediterráneo. Pero ya sabes que la acción política de Pedro Sánchez se agota en la propaganda, en decir cosas; ya se sabe que para que haga algo hay que pedírselo, y si no eres de Bildu o de Junts tampoco está claro que te atienda.

El debate de todos modos no ha empezado mal. El ministro Ángel Víctor Torres se ha esforzado por adoptar un tono conciliador, y ha evitado hacer señalamientos a rivales políticos. Seguramente ese tono también era una estrategia: si no ataco a Mazón, pensaría el ministro, el PP tampoco atacará a mi compañera Teresa Ribera, que en estos momentos tiene en el aire su nombramiento de comisaria en Bruselas. Pero el portavoz del PP, aunque ha adoptado el mismo tono sosegado que Torres, no le ha ahorrado al Gobierno la crítica que merece la inhibición irresponsable del ministerio de Ribera en el momento crítico de la crecida del barranco del Poyo, y la crítica que merecen también Marlaska y el propio Sánchez por no haber declarado la emergencia nacional en función de un cálculo malicioso: querían dejar que Mazón se cociera en su propio caos. Aunque el precio de ese cálculo lo pagaran los valencianos.

Lo que tampoco puede decir la oposición, como ha dicho hoy, es que el único que ha fallado aquí es el Gobierno de Sánchez. Porque eso es mentira, y porque obviar los fallos garrafales de Mazón es tomar a la gente -y en especial a los valencianos- por idiotas. La gente ya tiene una idea muy clara de lo sucedido, y esa idea se resume así: “Mazón es culpable por incompetente y Sánchez es culpable por inacción”. Uno quedó completamente desbordado por la catástrofe y el otro, que tenía en su mano todos los recursos del Estado, se quedó quieto para que un barón del PP se quemara políticamente.

Sospecho que de esta conclusión general no se van a mover ya los valencianos ni la mayoría de los españoles. Y eso debería mover tanto al Gobierno como a la oposición a ahorrarse por el momento la histeria de las acusaciones y a colaborar lealmente en la reconstrucción. Pero no ha sido posible, y la sesión parlamentaria ha terminado convirtiéndose en otra ocasión para el lanzamiento cruzado de fango. De fango metafórico, claro. Quizá porque ese les importa más que el fango real, el que todavía inunda las calles y las alcantarillas de los pueblos valencianos.

Temas relacionados