"El Gobierno ha preferido consumar el asalto a RTVE a suspender el pleno en solidaridad con las víctimas del temporal"
Jorge Bustos analiza la postura del Gobierno en un día marcado por las víctimas que deja la DANA
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Toda España está desolada. Teníamos miedo de que amaneciera, porque entonces constataríamos la verdadera dimensión de la tragedia que estábamos sospechando. Ahora la devastación ya tiene cifras. Cifras que siguen creciendo, y no sabemos cuándo van a detener su macabra escalada.
A esta hora podemos confirmar 62 fallecidos en la Comunidad Valenciana y uno más hallado en la provincia de Cuenca. Entre esas 63 víctimas mortales hay varios niños. El número de desaparecidos está aún por determinar. Pueden ser decenas. En el municipio de Letur (Albacete) se busca a 6 personas. La UME los está buscando en puntos de muy difícil acceso.
No hay precedentes de una tromba como esta, la peor en lo que llevamos de siglo. En algunos puntos se registraron cerca de 500 litros por metro cuadrado. Aunque a lo largo del día es previsible que la lluvia comience a remitir, a esta hora la Generalitat lanza nuevas alertas. Sigue suspendida la circulación de trenes en la provincia de Valencia y la línea de AVE Madrid-Valencia estará todo el día interrumpida.
Muchas carreteras principales y secundarias en la provincia de Valencia y Albacete están cortadas, incluida la A-3. El aeropuerto de Valencia se ha reabierto, pero es muy difícil acceder a él. Hay 155.000 personas sin luz en Valencia, además de los numerosos problemas de cobertura de teléfono móvil.
La devastadora DANA que este martes ha castigado varias zonas de Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana vuelve este miércoles a descargar lluvias y también intensas tormentas que están desplazándose ya hacia el norte del litoral, por Castellón y Tarragona. Decenas de personas siguen atrapadas por el agua en distintas localidades, las inundaciones no remiten, y la cantidad y gravedad de los destrozos materiales son literalmente incalculables.
El rey Felipe ha manifestado su consternación y todas las autoridades del país están o deberían estar en shock, al tiempo que ofrecen ayuda y se solidarizan con las víctimas. Pero a algunos les cuesta más que a otros, por desgracia.
Esta mañana como cronista he asistido en el Congreso de los Diputados a una escena vergonzosa. Y me dirás: vaya noticia, es lo habitual en ese edificio de un tiempo a esta parte. Bueno, pues pueden superarse. Y hoy lo han hecho. El Gobierno y sus socios han preferido consumar el asalto a Radio Televisión Española antes que mostrar solidaridad con las víctimas del temporal suspendiendo el pleno, como le había pedido el PP y como han hecho parlamentos autonómicos de toda España.
Pedro Sánchez al fin ha vuelto de la India y acaba de hacer una declaración institucional sin preguntas. Ha dicho: “España entera llora”. Pero un presidente de
Gobierno no tiene que llorar: un presidente tiene que estar en el país que sufre la peor catástrofe de su historia reciente, en lugar de montarse viajes a Bollywood para huir de sus escándalos de corrupción. Un presidente tiene que visitar cuanto antes las zonas afectadas y acompañar el dolor de los vecinos, aunque una vez sobre el terreno escuche cosas desagradables sobre su persona.
Un presidente tiene que cumplir sus promesas de ayuda material y alojamiento, no vaya a ser que pase en Valencia lo que les ha pasado a los palmeros que siguen esperando la casa que se les prometió hace tres años, cuando el volcán entró en erupción.
Y sobre todo, ante una tragedia de estas dimensiones, un presidente tiene que ser capaz de, como mínimo, aplazar una triste votación que solo sirve para consumar el asalto a la penúltima institución de todos, repartirse ese botín con los socios y comprarles más tiempo en Moncloa.
Porque eso es lo que ha pasado esta mañana en el Congreso. El PP ha pedido la suspensión del pleno de este miércoles, pero el Gobierno solo ha accedido a suspender la parte que menos le gusta, que es la sesión de control, porque ahí le preguntan por Aldama, Errejón o Begoña; pero Armengol, por orden de Bolaños y compañía, ha mantenido la votación de la privatización de la tele pública.
Porque de eso se trata: de los negocietes de los productores afines. Podría haber aplazado esa sesión y mostrar empatía con las víctimas, pero se conoce que tiene prisa por redoblar la propaganda en estos difíciles momentos para el Número Uno. O quizá es que tiene miedo a que dentro de un par de semanas hayan estallado nuevos escándalos que le impidan incluso convalidar decretazos como este.
Feijóo acaba de decir que nunca había presenciado tanta bajeza moral. Pero yo creo que aún no lo hemos visto todo. Me temo que este Gobierno todavía puede caer más bajo.