"Llega la renta y es inevitable que al que le salga a pagar se le pase por la cabeza el patrimonio de Ábalos o la nómina de Jessica y le entren ganas de empadronarse en Andorra"

Escucha el monólogo de Jorge Bustos del miércoles 2 de abril

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El día que estabas esperando ha llegado: arranca por fin la campaña de la declaración de la renta. Seguramente estás deseando contribuir al sostenimiento de nuestro Estado de bienestar con tus impuestos. Es una pena que los perceptores del salario mínimo no vayan a poder pagar el IRPF este año, porque Pedro le dijo a María Jesús que se rindiera a Yolanda, al menos por un año. Pero en adelante pagarán, vaya si pagarán. Aquí paga todo el mundo, rico o pobre, que nuestro hipertrofiado gasto público no se financia solo.

El trabajador español medio paga 3.860 euros de IRPF al año. Si a la renta le sumamos el IVA y las cotizaciones a la Seguridad Social, salen cerca de 15.500 euros por españolito al año. Los países de nuestro entorno apenas han aumentado los impuestos entre 2019 y 2022; en cambio, España ha sido el país de la Unión Europea que ha experimentado un mayor incremento de la presión fiscal bajo mandato de Pedro Sánchez. Y dos de cada tres euros de ese aumento salen de los bolsillos de las familias.

Montoro fue un libertario tipo Milei, al lado de Montero que ha vuelto a atacar a los jueces"

Jorge Bustos

Copresentador de 'Mediodía COPE'

María Jesús Montero ha elevado la recaudación a unos 4.000 euros por hogar. Y casi la mitad de esa subida se debió a su terca negativa a deflactar el IRPF: es decir, ignoró la inflación, la desvinculó de los impuestos, se negó a descontar el efecto sobre el sistema tributario de la mayor subida de precios en 40 años. Montoro fue un libertario tipo Milei, al lado de Montero. Que, por cierto, esta mañana ha vuelto a atacar a los jueces después de que la obligaran a pedir perdón: la vicepresidenta-ministra-candidata está completamente fuera de control. Y alguien que la quiera debería aconsejarle que parara. Porque va a acabar petando. Petando ella y petando el contribuyente por el camino.

Pedro Sánchez crea o sube un impuesto cada mes, de media. Desde 2018 ha ejecutado unas 70 subidas de impuestos. Él dice que la presión fiscal es mayor en Alemania; lo que no dice es que la renta per cápita de los alemanes es un 45 por ciento más alta. ¿Y qué hace el Gobierno con ese dinero? Pues mira, 2024 terminó con un gasto público consolidado superior a los 700.000 millones de euros. Con Sánchez en Moncloa la cifra se ha disparado más de 230.000 millones de euros. La partida fundamental de ese gasto en los presupuestos son las pensiones, que no paran de crecer porque Pedro necesita los votos de los pensionistas. Los jóvenes que se aguanten, que además votan a la derecha. La Autoridad Fiscal Independiente ya ha dicho que la revalorización constante de las pensiones es insostenible, pero ya le tocará a otra generación pagar el pato. Por no hablar de los niños: la pobreza infantil ya ronda el 30%: uno de cada tres niños en España es pobre. ¿A dónde van entonces nuestros impuestos? ¿Quién se beneficia de nuestro esfuerzo fiscal récord?

Sostenemos el Gobierno más grande y caro y asesorado de la historia de la democracia, pero luego no puede gobernar. Por siete votos los separatistas imponen un cupo catalán y una quita de la deuda a Cataluña que nos obligará al resto a compensar el pufo de su procés y su resentimiento por el sorpasso económico de Madrid, que es la región que salva las cifras de inversión extranjera gracias a su moderación fiscal. Y luego está la factura de la corrupción; o el agujero de Radiotelevisión Española para hacer propaganda a fondo perdido. Y falta todavía que nos digan cómo piensa Pedro subir el gasto militar a más del 2% este año, porque nos tememos lo peor. Otro hachazo por no hacer recortes como ha hecho un premier laborista en Reino Unido.

Y con este panorama llega la campaña de la renta. Y es inevitable que al que le salga a pagar se le pase por la cabeza el patrimonio de Ábalos, o la nómina de Jessica Veinte Minutos como adjunta al presidente de una empresa pública. Y claro, entran ganas de empadronarse en Andorra".