"Son muchos los factores que están minando la reputación de líder imbatible que tenía Pedro entre los suyos"
Jorge Bustos analiza la situación interna que vive el PSOE tras la rebelión del líder del partido en Castilla y León, Luis Tudanca
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A veces sentimos pena por Santos Cerdán. Solo a veces. Se nos pasa enseguida, por ejemplo cuando recordamos que él fue el ideólogo del blanqueamiento de Bildu para gobernar con los de Otegi en Navarra, y después en toda España.
O cuando recordamos que él fue quien introdujo a Koldo en el corazón del partido y del Gobierno, porque fue él quien presentó a ese prometedor cortatroncos a José Luis Ábalos. Pero es verdad que ser secretario de Organización del PSOE de Sánchez es un curro muy estresante.
Al pobre Santos no le queda un solo centímetro de cráneo sin una cana. Y lo entendemos. Porque es el tipo que tiene que negociar con Puigdemont en Suiza, y Puigdemont se ríe de él cada vez que va. Y también es el tipo que tiene que pacificar a los barones regionales que se huelen una purga y amagan con rebelarse.
Los barones díscolos del PSOE
Algo está pasando en vísperas del congreso socialista del mes que viene. A los barones díscolos habituales, Page y Lambán, acaba de sumarse el castellanoleonés Luis Tudanca. En Ferraz sus enemigos lo llaman Tudankamon, porque acumula años y derrotas como candidato socialista a presidir la Junta. Pero también es verdad que tiene el apoyo de la militancia.
Y lo que ahora no puede hacer el sanchismo, que nació invocando el poder de la militancia frente al aparato, es pasar ahora de los militantes porque quiera poner a dedo a un amiguito o amiguita de Pedro en el puesto de Tudanca.
A ver, por poder puede hacerlo. Hace tiempo ya que Pedro impuso el cesarismo absoluto en el PSOE. La noticia es que ahora purga incluso a otros sanchistas, como el propio Tudanca. Y la noticia es que su cesarismo empieza a tener cada vez más coste interno.
Antes no le tosía nadie, la procesión iba por dentro, el personal acataba y se callaba. Pero ahora Pedro ordena la suspensión del congreso regional que quería convocar Tudanca y este va y alza la voz. ¿Le servirá de algo la pataleta? No: si Pedro quiere cargárselo se lo cargará. Pero al hacerlo no solo acercará la mayoría absoluta de Mañueco: también alimentará el malestar interno en el PSOE.
Yo no digo que se vaya a producir una rebelión de socialistas capaces de enfrentarse a Pedro Sánchez. Pero esto de Tudanca es el enésimo síntoma de que la propia militancia empieza a dar por amortizado el liderazgo de Pedro. Si creyeran de verdad que va a durar tres años más, se estarían todos calladitos. Pero tienen ojos y ven lo que hay.
El caso de Begoña Gómez
Hoy mismo la Audiencia de Madrid empieza a deliberar sobre el respaldo a la investigación del juez Peinado contra Begoña Gómez. Aparte de la corrupción está el cuponazo catalán, que empobrece al resto de autonomías; está la parálisis de la agenda de gobierno secuestrada por Puigdemont y dependiente de Otegi; y están las encuestas que certifican la mengua creciente de poder territorial.
Todos estos factores están minando la reputación de líder imbatible que tenía Pedro entre los suyos. Y algunos ya toman posiciones para el día después de su caída.