En un mundo cada vez más globalizado y en el que las grandes ciudades van perdiendo la identidad propia llegando a confundirse unas con otras, el Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio nos adentra en los usos y costumbres, nos hace reencontrarnos con lo que fuimos no hace tanto. Eso ahora, una vez hemos dejado atrás el aula del colegio, quizá cuando te tocó leerlo en EGB te pareció un rollo o quizá fuiste avispado y supiste apreciar el realismo y la sencillez en los diálogos de unos jóvenes que están pasando un domingo cualquiera a la orilla del río Jarama. Unas conversaciones, propias de un guion de cine, con las que el autor te lleva a reflexionar sobre la diferencia entre la vida en el campo y en la ciudad, y te recuerda la fugacidad del ser humano, de la persona frente a la pervivencia del espacio, el río… Rafael Sánchez Ferlosio, un hombre de personalidad y sin pelos en la lengua.
Una inercia que llevó esta obra a la lista de las mejores novelas españolas del siglo XX. Pero Sánchez Ferlosio fue mucho más que el Jarama. Recibió el Premio Cervantes, el Nacional de las Letras, el Nadal… fue prolífico en su obra no sólo como novelista sino como ensayista, como crítico de la realidad y la actualidad. Hoy ha muerto a los 91 años.
Y desde hoy y hasta el viernes los obispos españoles se reúnen en la Asamblea Plenaria. Una cita que ha inaugurado el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Ricardo Blázquez quien ha reiterado la tolerancia cero frente a los abusos a menores en la Iglesia.