Ángel Correas: “La inmigración en el sur de Europa no ha desaparecido por llevarnos bien con Marruecos”

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Unas 200 personas, la mayoría subsaharianos, acaban de rebasar el perímetro fronterizo que separa la Ciudad Autónoma de Marruecos y lo celebran mientras se dirigen al centro de estancia temporal, algunos de ellos heridos. Lo habrían intentado entre 400 y 500.

Esta vez no ha sido un salto como tal, sino que, poco antes de las 7 de la mañana, una masa de personas ha conseguido atravesar una de las puertas del puesto de control fronterizo, la que está próxima al barrio Chino melillense. Evidentemente no han llamado, la han derribado

No es la primera vez que lo vemos, no es la primera vez que lo escuchamos, pero el matiz importante es que ES LA PRIMERA VEZ que se produce un acceso masivo desde que España cambió su posición histórica sobre el Sahara en favor de Maruecos.

Esto no es más que la constatación de que el problema de la inmigración en el sur de Europa no se ha disipado a pesar esta nueva etapa diplomática. No ha desaparecido.

Podemos llevarnos muy bien con el vecino marroquí, políticamente hablando, pero esto no va a evitar que sigan llegando a la frontera miles y miles de personas intentando acceder de forma irregular al territorio español, que es territorio europeo.

El último salto masivo a la vaya de Melilla tuvo lugar el 2 de marzo de este año, fue uno de los mayores que registró la vaya fronteriza en su historia. Poco después, el día 18 se hacía oficial que España cambiaba su postura con el Sahara y aceptaba la propuesta de Marruecos.

Uno de los efectos inmediatos fue que cesaron los intentos de salto ya que la policía marroquí comenzó de nuevo a frenar los movimientos en el entorno fronterizo. En los últimos días, de hecho, se habían producido cargas policiales en el lado marroquí que presagiaban que podía haber un nuevo intento de acceder a España. La versión de Marruecos incluso habla de agentes heridos.

Hoy pueden haber pasado varias cosas, que la policía marroquí se haya relajado en la vigilancia o por ejemplo, que se haya visto desbordada por la presión migratoria, lo que sería como para prestar más atención si cabe a lo que ocurre detrás de la valla.

No olvidemos que este asunto de la inmigración irregular y la presión en Ceuta y Melilla no va a desaparecer por muy bien que nos llevemos con Marruecos. Se puede aliviar mientras siga colaborando, pero no nos vamos a quitar esa sensación de que el problema sigue ahí, y dependemos de otro para mantenerlo controlado.