Pilar García Muñiz: "Se contrae la economía china. Y cuando ésta estornuda el resto del mundo se resfría"

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El oro y el ladrillo son desde hace décadas “valores refugio” en tiempos de crisis. Cuando hay mucha volatilidad en los mercados, los inversores, grandes o pequeños, saben que sus ahorros están más seguros si los invierten en comprar unas onzas de oro o una vivienda.

Cada día que pasa la incertidumbre es mayor: estamos viviendo al mismo tiempo una crisis energética, la guerra de Ucrania y una pandemia. Cada uno de estos acontecimientos, por sí solos, supondría una amenaza para el crecimiento económico mundial, hay pocos activos que resistan esta “tormenta perfecta”. De hecho, esta misma semana el euro seguía perdiendo valor y alcanzaba la paridad con el dólar, es decir, ambas monedas valen lo mismo, algo que no ocurría desde hace 20 años.

Pero el ladrillo sí está resistiendo. Así lo confirman los datos de compraventa de viviendas del mes de mayo. Se realizaron en nuestro país más de 60.000 operaciones, un 28% más que hace un año. Es el mejor dato además desde el año 2008, justo cuando comenzó la crisis financiera.

Además de la seguridad, hay otro factor que explica también este incremento: muchos ciudadanos están adelantando la compra de una vivienda por el encarecimiento de las hipotecas. Así lo apunta Beatriz Toribio, experta en el mercado inmobiliario.

Precisamente, la próxima semana está previsto que el Banco Central Europeo suba los tipos de interés un 0’25%. Una medida con la que Europa trata de frenar una inflación galopante que podría ser la antesala de una nueva recesión y que nos está “aguando” estas ansiadas vacaciones de verano. Hoy es otro organismo, la AIREF, la que advierte de que los próximos meses serán complicados.

¿Y qué hacemos los españoles, al menos de momento? Pues guardamos la palabra recesión en un lugar recóndito de nuestro cerebro y abrimos la cartera para pagar esas vacaciones que son hasta un 45% más caras que las del año pasado.

Pero la incertidumbre sigue y seguirá ahí. Esta madrugada se ha confirmado la ralentización de la economía china: se contrajo un 2’6% en el tercer trimestre. Es el peor dato desde marzo de 2020 cuando comenzó la pandemia y, como bien dicen los analistas, “Cuando China estornuda el resto del mundo se resfría”.