Pilar García Muñiz:“El Gobierno debe ofrecer las máximas garantías a la OTAN de que la comunicación es segura"
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Bienvenido a Mediodía. El caso Pegasus ha centrado la sesión de Control al Gobierno de este miércoles, donde la oposición ha bombardeado a preguntas a Pedro Sánchez y los ministros Felix Bolaños y Margarita Robles.
Es curioso porque ayer Robles, que tuvo el papelón de su vida cuando tuvo que informar del cese de Paz Esteban a la que había defendido a capa y espada solo cinco días antes, no dio ninguna explicación del motivo de la salida de la directora del CNI. Es más, durante su comparecencia en ningún momento pronunció la palabra destitución, tiró de eufemismo y habló de "sustitución" para dar un impulso a los servicios de inteligencia.
Pues hoy Pedro Sánchez ha seguido esa estela y tampoco ha hablado de destitución, sino de RELEVO. Ha reconocido que se produjo un “fallo en la seguridad del Gobierno”. Éste ha sido el único argumento que se ha apuntado desde el Ejecutivo para explicar la destitución de Esteban, que en ningún caso está justificada porque esta mujer con una trayectoria profesional impecable, siempre actuó con arreglo a la ley.
Ahora se entiende esa comparecencia sorpresa que el ministro Bolaños se sacó de la chistera para anunciar públicamente que los móviles de Sánchez y Robles habían sido espiados. Era su forma de preparar el terreno de la destitución de Esteban para intentar aplacar los ánimos de los independentistas. En Moncloa esperan haberlo conseguido, pero lo cierto es que desde el independentismo pedían más. Querían también la destitución de Robles, la creación de una comisión de investigación y desclasificar los documentos sobre el espionaje a los suyos.
La salida de Esteban ha supuesto una nueva bronca entre el Gobierno y la Oposición en la Sesión de Control. Desde el PP y Ciudadanos creen que Sánchez ha entregado la cabeza de Paz Esteban a los separatistas para poder terminar la legislatura y que al hacerlo está socavando las instituciones del Estado. Y han recordado que toda esta polémica llega a poco más de un mes de la cumbre de la OTAN que se va a celebrar en Madrid. Esa cumbre se va a celebrar los próximos 29 y 30 de junio con la asistencia de los jefes de Estado de las principales potencias occidentales, y con la agenda marcada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Se van a tratar temas muy sensibles.
Y después de reconocer públicamente que han sido espiados, ahora el gobierno debe ofrecer la máximas garantías a sus socios de la Alianza Atlántica de que las comunicaciones son seguras y de que todas las estrategias que se vayan a debatir esos días, se van a quedar ahí y no serán accesibles a terceros países.