Pilar G.Muñiz: "Un joven tiene que destinar 8 de cada 10€ de sueldo al alquiler, algo inaccesible para ellos"
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Lo de pagar una vivienda, ya sea en propiedad o en alquiler es cada día más complicado: a los hipotecados la subida del euríbor les produce verdaderas pesadillas pero los inquilinos están casi peor. El porcentaje de los ingresos que es necesario para afrontar el alquiler de una vivienda ha aumentado de forma generalizada en toda España: solo en los últimos doce meses ha pasado del 26,4% al 29,4%.
Las grandes capitales son, de nuevo, los lugares en los que hay que destinar más parte de nuestro sueldo al alquiler y Barcelona se lleva la palma: en la Ciudad Condal un inquilino tiene que aporta el 60% de su sueldo. Solo hay tres capitales de provincia en las que ha bajado el esfuerzo que hay que hacer para poder vivir de alquiler: son Córdoba, Badajoz y Melilla.
Y la cosa se complica aún más en el caso de los jóvenes, aunque hay grandes diferencias en función del lugar en el que vivan. Por ejemplo, en Baleares alguien que tenga entre 16 y 29 años y quiera independizarse tiene que dejarse casi el 96% de su sueldo en el alquiler, es decir, es materialmente imposible la emancipación porque con el 4% restante de un sueldo no llega para pagar la compra del súper, el teléfono o salir de fiesta con los amigos en el extremo contrario están en Castilla-La Mancha y aún así un joven que viva en esta comunidad necesitará casi la mita de sueldo, concretamente el 48%, si quiere vivir de alquiler. En el mejor de los casos, tendrá que hacer equilibrios para llegar a fin de mes.
De media, en nuestro país un joven tiene que destinar 8 de cada 10 euros de sueldo al alquiler de una vivienda. Son datos del Observatorio de la Emancipación que demuestran que el mercado del alquiler es inaccesible para los jóvenes españoles. De hecho, a la mayoría de ellos nos les queda más remedio que seguir viviendo con sus padres: en el año 2010 lo hacía el 53% de los que tenían entre 18 y 34 años. Hoy ese porcentaje ha subido hasta el 65% “A la fuerza ahorcan”, que dice el refrán.
Y es que si eres joven y no puedes hacer frente al pago de un alquiler, además de seguir en la vivienda familiar solo te quedan dos opciones: compartir piso o comprar una vivienda. En este último caso, y aunque parezca lo contrario, es menos gravoso ser propietario que inquilino: el porcentaje que hay que destinar a la compra de una casa es del 51% frente a casi el 80% que requiere de media el alquiler en España.
La barrera que tienen los jóvenes en el acceso a la vivienda se ve claramente cuando vamos a lo que cuesta el alquiler mensual: de media se pagan 848 euros cuando para no sobreendeudarse un joven solo podría pagar 320 euros.
Y ojo porque no está sirviendo de nada el bono al alquiler aprobado por el Gobierno: no lo digo yo, lo dice el Consejo de la Juventud de España: según sus datos solo beneficia al 2% de los jóvenes. Es decir, para el resto, para el 98% de los menores de 35 que no lo reciben es imposible la emancipación, no salen las cuentas. Y que los jóvenes no sean independientes tiene consecuencias económicas y también sociales sin una vivienda es difícil que un joven se plantee formar una familia y tener hijos y así nos va: el año pasado nacieron en nuestro país poco más de 300.000 niños, un mínimo histórico que pone en riesgo nuestro sistema del bienestar porque ¿quién va a pagar nuestras pensiones?
El acceso a una vivienda, ya sea de alquiler o en propiedad, es además de un derecho constitucional una necesidad para nuestros jóvenes y cuanto más se retrase su emancipación más problemas tendremos ellos y nosotros.