Pilar G.Muñiz: “Pactar con ERC la sedición y con el PP la reforma del CGPJ es mezclar el agua con el aceite "
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La renovación del Consejo general del Poder Judicial es casi una misión imposible. A estas alturas de la película, volver a contar que PSOE y PP han vuelto a romper la negociacion, ya no es noticia por muy triste que parezca.
Y es que no es normal que el máximo órgano de control de los jueces lleve más de 1.400 días en funciones. Y no es solo una cuestión administrativa, de togas y escaños. Este asunto, al final, acaba por afectarnos a los ciudadanos porque la justicia, los jueces y las leyes existen precisamente para regular la sociedad. Y todo lo que está ocurriendo acaba por afectar por ejemplo al número de jueces que tratan nuestros casos en los tribunales más importantes como el Supremo, los Tribunales superiores en cada región o las audiencias provinciales. En todos estos sitios se resulven los problemas judiciales que podamos tener cualquiera de nosotros. Desde las herencias, a problemas laborales o accidentes de tráfico.
Actualmente hay 70 vacantes sin cubrir y habrá más. La consecuencia es que los jueces operativos soportan más carga de trabajo y la justicia se ralentiza, todavía más si cabe. Ya tenemos una justicia en España que funciona a fuego lento, pues ahora un poquito más.
Lo que ha pasado esta vez es que en plena negociación, al PSOE le ha surgido la necesidad de pactar de nuevo con Esquerra el apoyo a los presupuestos generales del Estado.
Y, a cambio de estos votos, el pago es el de reformar el delito de Sedición para hacerlo más Light, más ligero en sus penas lo que podría beneficiar a los independentistas condenados por el Procés catalán e incluso a los que ahora están huídos, como Carlos Puigemont.
Y ¿qué pasa? Que pactar con Esquerra para reformar un delito del código Penal y a la vez negociar con el PP la reforma del Poder Judicial es como mezclar el agua con el aceite. Como diría las abuelas, “es como estar poniendo una vela a Dios y otra al diablo”.
Es un trágala por el que el PP de Alberto Núñez Feijóo no podía pasar.
Y, ¿ahora qué? Pues ahora estamos igual que estábamos hace 1.400 días, sin ningún tipo de acuerdo ni nada que pueda parecerse.
Ni la dimisión de Carlos Lesmes como presidente del Poder Judicial, ni la vista del Comisario europeo para pedir un acuerdo inmediato, ni la lentitud de la justicia en España que afecta a los ciudadanos. Nada, aquí no vale nada para que haya un acuerdo.
Seguimos mareando la perdiz, y la perdiz hace tiempo que se marchó cansada de dar vueltas.