Antonio Herrráiz: "Damos un paso atrás restringiendo y limitando la movilidad en Barcelona"

Que el futuro de Venezuela preocupa en España, es una realidad. Por los lazos históricos que mantenemos y por una cuestión de humanidad. Que el juicio contra la cúpula del golpe separatista que comienza el 12 de febrero nos va a ocupar durante muchas horas, tampoco es un misterio. Sobre todo para que los argumentos jurídicos prevalezcan sobre los intereses políticos. 

Al margen de las principales noticias de este viernes, hay una cifra que no quiero que pase inadvertida. Durante los años más duros de la crisis, con la construcción de viviendas paralizada y el consumo por el suelo, el turismo se erigió como uno de los principales motores de la economía. La tendencia se ha mantenido. Hoy hemos conocido que durante 2018, España recibió la cifra récord de 82. 800.000 turistas extranjeros. Esto no es casual. A parte del atractivo que aporta nuestro patrimonio, nuestras playas y nuestra gastronomía, en el exterior valoran la modernización que ha experimentado el sector turístico de España. Eso se ha conseguido con mucho dinero y mucho esfuerzo de hoteleros y hosteleros, además de la obligada apuesta de la administración. 

Y con este contexto, ahora damos un paso atrás restringiendo y limitando la movilidad en una ciudad como Barcelona, icono para el turismo de España. En sólo unas semanas, en la Ciudad Condal comienza el congreso mundial de móviles. Y tengo unas ganas locas por ver cómo Quim Torra explica a congresistas y turistas que no podrán coger un VTC porque la Generalitat les ha abierto la puerta a marcharse. Durante el órdago separatista los responsables de mobile estuvieron a punto de irse a otra ciudad europea. Y si en Cataluña siguen cerrando puertas, volverán a plantear esa opción.