¿Cómo funciona un jurado popular?

Recluidos en un hotel, incomunicados y asistidos por un abogado de la Administración de Justicia. Así se encuentran desde hace 24 horas los miembros del jurado popular que deben decidir si Jorge Ignacio Palma, el presunto asesino de Marta Calvo y de otras dos jóvenes, es culpable o inocente.

Los nueve miembros de este jurado, siete mujeres y dos hombres, tienen dos días para deliberar. Lo harán respondiendo a las 700 preguntas que vienen formuladas en el llamado “objeto del veredicto”: se trata de unos 150 folios que tienen que ir rellenando con respuestas que deben llevarles hacia una decisión final. En el caso de que consideren al acusado culpable, será el juez quien decida la pena que le será. La Fiscalía pide 120 años de cárcel por un cúmulo de delitos que incluye tres homicidios y la intoxicación con cocaína de otras siete mujeres más.

La suerte de Jorge Ignacio Palma, está ahora mismo en manos de un jurado popular pero ¿cómo y desde cuándo funciona este sistema en nuestro país?

Es el año 1996 cuando comienzan en España los juicios con jurado popular. Al contrario que ocurre en otros países, aquí solo el 0,1% de los juicios utilizan esta figura jurídica. Además, se restringe su uso a determinados delitos, siempre penales. Por ejemplo, homicidios, omisión del deber de socorro, o cohecho, entre otros.

Y ¿Cómo se designa a los miembros del jurado? Es un proceso muy curioso. Los años pares, las Audiencias Provinciales realizan un sorteo mediante un programa informático y los “elegidos” son notificados por correo postal. Es lo que le ocurrió a Ana. Tenía solo 19 años cuando le llegó una carta de la Audiencia Provincial de Madrid. A continuación, fue incluida en un proceso de selección junto a otras 29 personas y hoy ha estado en Mediodía COPE. “Me gustó verlo desde dentro, pero el caso era muy desagradable”. Tanto fue así, que también ha asegurado que nunca más volvería a ofrecerse voluntaria para ser parte del jurado popular.

La figura del jurado popular es controvertida. De hecho, tiene una gran oposición en determinados sectores de la judicatura. Dolores Vázquez, por ejemplo, fue considerada culpable del asesinato de Rocío Wanninkhof por un jurado popular. Cuando llevaba cuatro años en prisión, otro crimen, el de Sonia Carabantes, llevó a los investigadores hacia Toni King, el verdadero asesino de la joven malagueña. Un caso que puso en cuestión la capacidad de ciudadanos normales y corrientes para pronunciarse sobre algo tan complicado como es la culpabilidad o la inocencia de una persona.

¿Y tú? ¿Te sientes preparado para estar en un jurado popular y decidir sobre la culpabilidad o la inocencia de otra persona?