El ejemplo de superación de Álvaro tras sobrevivir al 63% de su cuerpo quemado: “De otro planeta"
10 días en coma, 13 operaciones y 104 días en el hospital no fueron suficientes para que Álvaro Trigo renunciara a su vida
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Andújar, Jaén. Año 2018. Álvaro Trigo tenía 28 años y estaba pasando unos días en casa de sus abuelos porque tenían una reunión familiar. Era por la mañana cuando Álvaro decidió encender la chimenea mientras preparaba algunas cosas en la cocina.
Tras unos minutos, este joven vuelve al salón que está en llamas. Curiosamente, Álvaro, por ese tiempo, estaba en la Academia de Bomberos. Al intentar apagar el fuego, se cayó encima de las llamas, toda su ropa se prendió y corrió hacia la casa de sus tíos pidiendo auxilio.
Tras 10 días en coma en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y con un 63% del cuerpo quemado, Álvaro despierta y “lo primero que veo es a mis padres”, recuerda en 'Mediodía COPE'.
“Las esperanzas de vida que le dieron a mi madre vida era entre el 10 y el 20%”, confiesa este joven que 6 años después, dice emocionado, “por suerte, ese 10 o 20% funcionó”.
Álvaro es uno de los primeros pacientes al que le han puesto piel artificial o “medicamento para terapias avanzadas”. Una técnica creada por el investigador Miguel Alaminos y su equipo de la Universidad de Granada que ya han probado en 15 pacientes con una supervivencia del 80% frente al 50% de media.
Por el porcentaje de cuerpo que Álvaro tenía quemado, esta era la única opción, ya que no había piel sana para cubrir. Y además es una piel que se hace expresamente para él, como nos explica él, “me dijeron que cogían un trozo de mi piel sana y que en un laboratorio de Granada hacían la piel que necesitaba”.
Aunque esta técnica a Álvaro le parecía como de “ciencia ficción, de película”; sabía que era la única opción que tenía para salir adelante. Durante las tres semanas, más o menos, que trataron en fabricar su piel, Álvaro se sometía a distintas operaciones en las que le realizaban “homoinjertos”, “piel de muerto”, aclara.
Así, hasta que llega el día en el que la piel de Álvaro está fabricada, “tienen preparadas en láminas de 12 por 12 y en una operación normal te cubren todo de golpe”. En el caso de Álvaro fueron las piernas y la espalda.
Por suerte para Álvaro “casi toda la piel fue aceptada por mi cuerpo”, aunque no fue hasta el paso de los meses cuando la piel “ya se va haciendo una piel normal”.
Tras 104 días en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, Álvaro recibe el alta hospitalaria y 12 meses después del accidente corre la Maratón de Sevilla. Y ahora se dedica a conseguir retos solidarios con actividades deportivas.
Algunas de sus hazañas son, hasta el momento, escalar el Mont Blanc o el Kilimanjaro; cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar, de Formentera a Ibiza, o los 10 kilómetros de distancia que separan las Islas Cíes de la playa de Obao, esta última con los pies encadenados, además. Unos retos solidarios de los que Álvaro asegura que “me gustaría hacer más”. y de los que subraya que “tienen un esfuerzo, que es lo bonito” destacando que “se me parece mucho a la vida en sí, el sufrir para luego ser feliz”.
Asegura Álvaro que el deporte le ha ayudado muchísimo a llevar todos los problemas que le supuso el accidente y el cambio de piel y, nos confiesa, que tiene en mente otra serie de retos para más adelante.
"De otro planeta"
10 días en coma, 13 operaciones, cambio de piel por una artificial hecha expresamente para él y cubrir el 63% de su cuerpo quemado, y hazañas increíbles conseguidas seis años después de enfrentarse a la muerte es más que suficiente para qué la doctora Purificación Gacto, coordinadora de la unidad de quemados del Hospital Virgen del Rocío, lo defina como “de otro planeta, en definitiva”.
Como recuerda la doctora, Álvaro es “un paciente excepcional, al que ya desde el principio se le vio con una fuerza de voluntad y un afán de superación que raya prácticamente lo sobrehumano”.
Destaca Gacto que "aquí en la unidad, su recuperación y su reincorporación a la vida habitual fue tan rápida y tan exitosa, precisamente por las ganas que le puso, la fuerza de voluntad, el trabajo diario y nunca se limitó. Siempre tuvo muy en cuenta que él tenía que volver a su vida tal y como había sido antes y que no iba a sacrificar ningún tipo de actividad debido al accidente".