Emilio Collazos, de bandolero a abogado

Como a San Pablo, a Emilio Collazos le llegó la caída del caballo cuando escoltado por los GEOS se dirigía al furgón policial después de que hubiera robado a punta de pistola, pistola de fogueo, junto a dos compinches, unos 25.000 euros en una sucursal bancaria en Telde.

No había sido su único atraco, en sus espaldas llevaba medio centenar, pero el que todo su vecindario le viera desde las ventanas como le detenían, en pijama, y como aplaudían esos vecinos, le hizo recapacitar. Ya en la cárcel decidió estudiar derecho y lo ha conseguido, pese a las dificultades. En 2015 terminó la carrera  y este mismo año,  en libertad condicional ha comenzado a ejercer.

"Eché un escrito en el colegio de abogados de La Palmas y no sabía si me iban a dejar con mis antecedentes", pero sí le han dejado y desde el mes de julio ejerce como letrado, 5 meses ejerciendo la abogacía y no le faltan clientes, "tengo 6 clientes en prisión y algunos divorcios, no me puedo quejar" dice con júbilo en 'Mediodía COPE'.

Echando la vista atrás, Emilio recuerda que cuando era "bandolero", "me conocían como el abogado, en América me llamaban doctor y todo el mundo se lo creía y todo el mundo te ríe las gracias", por eso en prisión "me dije voy a estudiar de verdad".

Y no fue fácil, porque no estaba en módulos en los que se dieran facilidades para el estudio, aún así, "te metes en la dinámica del estudio. Estudiaba ocho horas diarias, incluso a veces me quedaba dormido, allí lo haces todo, no tienes clases ni nada, me hacía mis esquemas con colorines, las leyes importantes en rojo, las otras en verde" explica Emilio para el que el esfuerzo ha tenido sus frutos con magníficas notas, "he tenido 9 en el Código Civil, en Internacional 9,9... notas muy buenas, te exigían un 70% de asignaturas aprobadas para que te pagaran la matrícula".

Emilio Collazos es un ejemplo de que si uno quiere, puede y de que los delincuentes, sí se pueden reinsertar en la sociedad.