María, estudiante con dislexia: “En clase lo pasaba fatal, se me hacía un mundo leer en alto”

4,6 millones de españoles la padecen dislexia, Entre ellos, 800.000 niños. Sólo el 33% de ellos recibe la atención profesional necesaria

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María, estudiante con dislexia: “En clase lo pasaba fatal, se me hacía un mundo leer en alto”

Redacción Mediodía

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Siempre hay que tratar de buscar el lado bueno de las cosas. Incluso, en las peores situaciones. De hecho, hay algunos trastornos que para el día a día puede ser molestos o incómodos, o incluso pueden limitar nuestra rutina, pero aun con todo que tienen un lado positivo.

Te hablo de la dislexia. Afecta a la lectura y a la escritura y, fíjate, la padece el 15% de la población mundial. En España, los datos son como para tenerla en cuenta. 4,6 millones de españoles la padecen. Entre ellos, 800.000 niños. Hay algunos casos en los que está muy marcada, pero en otros tan sólo se deja ver en momentos muy concretos como tan sólo escribir el cinco al revés, por ejemplo.

Solo el 33% de los niños con dislexia recibe la atención profesional necesaria. Y este dato está estrechamente relacionado con el siguiente que te voy a dar. El 65% del fracaso escolar en España está asociado a dificultades de aprendizaje, entre las que se incluye la dislexia.

En este sentido, cabe destacar, entre otros aspectos discriminatorios, que los alumnos con dislexia están excluidos de las becas destinadas a niños con necesidades específicas de apoyo educativo. Y sin becas para colaborar en la intervención profesional con estos jóvenes, los niños con dislexia tienen muchas probabilidades de formar parte del 19% de chavales que abandona el colegio antes de tiempo.

Pero, como te decía, hay que tratar de buscar el lado bueno de las cosas. La dislexia no es un impedimento en el camino hacia el éxito y la superación. Personajes como Albert Einstein, John Lennon, Steve Jobs o Stephen Hawking eran disléxicos. Las personas con dislexia son más creativas e intuitivas que la media. Incluso, son capaces de plantear soluciones novedosas con mayor facilidad.

Y, muchas de ellas, a pesar de las dificultades que supone este transtorno. Es el caso de María Zapatero, actual estudiante de Derecho y Criminología.“En teoría, la gente que tiene dislexia suele ir más encaminada a carreras de ciencias. Pero, con mucho trabajo, yo he podido estudiar lo que quería. Asumí que me iba a costar más que al resto”, ha explicado María

Está en segundo de carrera gracias a la perseverancia y a la ayuda que le ha proporcionado su logopeda. Un camino que comenzó cuando ella tenía 13 años. “Yo estaba en primero de la ESO y, claro, se me hizo un mundo. Me hacían salir en clase a leer en alto y yo lo pasaba fatal”, ha recordado María. Continúo con sus estudios no sin tener que hacer frente a los palos que ponía la dislexia en el camino. Para recibir una atención adecuada para su situación, María decidió marcharse a estudiar a Irlanda. Allí, en el modelo de educación irlandés, la dislexia tiene una dedicación por parte de los profesores más marcada que en España.

“En España los colegios no tienen tanta atención con los niños con dislexia. Allí, en Irlanda, te ponen logopeda y psicólogo. Los estudios son más dinámicos porque son con diapositivas”, ha afirmado María. Y es que el profesorado es un elemento clave en todo este proceso. De hecho, suelen ser quienes detectan este problema entre sus alumnos. La detección, en muchas ocasiones, suele llegar tarde. Hay niños sobresalientes que tienen algún problema en concreto. Escribir a mano un número al revés, confundir una palabra, o presentar problemas a la hora de leer algunas frases.

La dislexia no tiene un tratamiento como tal. La única opción que le queda aquellos que lo padecen es a realizar trabajo continuado con su logopeda. Ejercicios de comprensión, de lectura en alto...todos estos ejercicios nunca están de más para este trastorno que no tiene “cura”. Lo visible, lo aparente, son los fallos concretos, que quedan reflejados sobre un papel o a la hora de leer en alto. De eso, todo el mundo es consciente. Pero la dislexia esconde una frustración psicológica que también debe ser atendida. El apoyo del entorno, como ocurre con otros tantos trastornos, es fundamental.

Entre el 5% y el 10% de la población española se ve afectada por la dislexia. Aunque, según reconocen los expertos, hay un número no pequeño de gente que convive con la dislexia, pero que no ha sido diagnosticado, que no sabe que sufre esta dolencia.

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