Pilar García Muñiz, sobre las personas que se han quedado en Afganistán: “La clave es el sigilo”

Buenas tardes en este día que sigue marcado por el regreso escalonado a las aulas, con novedades en los protocolos COVID para los alumnos, que enseguida vamos a tratar, o por el precio de la luz, que sigue bastante alto. Seguimos hablando, contando y explicando las claves de estos asuntos en Mediodía, mientras poco a poco se ha ido apagando el foco informativo sobre Afganistán.

Cuando los últimos aviones regresaron de Kabul hubo muchas referencias a los que se habían quedado atrás. A día de hoy, toda esta gente, unas 100 familias, siguen atrás. Tratando de encontrar una ruta de escape.

Son personas con múltiples perfiles profesionales, desde constructores, interpretes o veterinarios que durante 20 años colaboraron con nuestro ejército o por ejemplo con la Agencia Española de Cooperación Internacional en proyectos de desarrollo.

Todo esto es, a ojos de los talibanes, una traición. Y por eso, su vida y la de los sus familias está en peligro. No pudieron alcanzar los aviones y ahora están ocultos y buscando rutas de escape entre miles de personas que tratan de salir por las fronteras de los países vecinos bajo la criba de los talibanes. Los servicios de inteligencia españoles tratan de abrir esos corredores de escape a través de los territorios de líderes tribales y negociaciones en la sombra. Mientras la clave para toda esta gente es el sigilo, la discreción y aprender a convivir con el miedo... Hay que imaginarse vivir bajo la espada de Damocles, bajo la mirilla del Kalashnikov talibán como está haciendo Haron con su mujer, sus tres hijos y su madre.

Trabajo para España en Bagdish y con el ascenso talibán lo dejaron todo con la esperanza de embarcar en el avión español. NO lo consiguieron. En 'Mediodía COPE' estamos contándote su situación desesperada. Los servicios de inteligencia le están pidiendo casi un imposible... tranquilidad, mientras le aseguran que están trabajando para sacarles de allí. Lo único que le queda a Haron y su familia es la expectativa de llegar a España como han conseguido otros 2.200 afganos. Les queda esa esperanza. Todo lo demás, lo han perdido.