Carolina de Toro: "Casi todas las personas hemos tenido una historia pendiente en nuestra vida"

Nuestra compañera de MegaStar, actual productora del morning 'Nía y Marta' y locutora de los fines de semana ha explicado en 'Poniendo las Calles' su salto a la literatura

Redacción Poniendo Las Calles

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En este programa hemos conocido todo tipo de historias. Y la de hoy la podemos encasillar en la de final feliz. Si bien ese final no se ha producido aún porque la protagonista es una chica joven que está dispuesta a empezar en la vida las veces que haga falta. Nuestra compañera de MegaStar, Carolina de Toro, actual productora del morning 'Nía y Marta' y locutora de los fines de semana, ha dado el gran salto a la literatura. Ya sabíamos que a Carol le gustaba leer, escribir y las historias de amor, pero no pensábamos que fuese a combinarlo todo y a darnos esta grata sorpresa a todos con la publicación de su nuevo libro: 'Te quiero, pero ahora no'.

En primer lugar, Carolina ha desvelado de dónde le viene ese carácter tan agradable y simpático que tiene: “La verdad es una cosa que mi madre me metió siempre en la cabeza. Me decía que sonriese siempre pasase lo que pasase y que tirase adelante con fuerza, es una de las cosas que más me ha acompañado siempre. El estar siempre con una sonrisa al final te hace las cosas más fáciles”.

Y así fue cómo empezó el calvario con su enfermedad: “El resumen es que el día que Pedro Sánchez anunció que no se podía salir a la calle, yo tenía que salir para pasar mi confinamiento en el hospital hasta que empezó la desescalada en el mes de mayo. Empezó unos meses antes, me empecé a encontrar mal hasta que llegó el punto de que no podía comer. No porque me doliera la tripa ni nada, sino porque la musculatura de mi cuello empezaba a fallar y yo perdía fuerza a la hora de tragar. Entonces claro, llegaba el momento de que se me había olvidado tragar, era una cosa impresionante. No puedes comer, no puedes beber... Nos dijeron unos familiares que tenemos médicos en un hospital de Sanchirrano que no podía estar sin comer. Entonces ese mismo día me ingresaban en el hospital para empezar a hacerme pruebas y me detectan una enfermedad neurológica que es autoinmune que se llama Miastenia. Básicamente, consiste en que la fuerza del impulso de ese músculo es menor o directamente no existe. A mí a lo largo de los meses me había afectado de manera progresiva hasta el punto de que la laringe no subía y no conseguía tragar. Si la laringe no te sube, no tapas las vías aéreas y te puedes atragantar cuando comes”.

Lo peor de todo para Carolina, es que estuvo metida en el hospital durante toda la primera ola de la pandemia: “Pues todo el confinamiento. A mí me ingresan el 13 de marzo, me mandan varias veces a casa, pero siempre tenía que volver, y el 21 de mayo por fin me dan el alta definitiva. Entre medias, lo que pasa es que me empiezan a dar las medicaciones adecuadas para esa enfermedad, pero ninguna me funcionaba. Todo pasaba porque me tenían que operar y quitarme la glándula Timo, que es una glándula que hay en el pecho y que cuando uno es adulto tiene que desaparecer o hacerse más pequeña, y no fue mi caso. Entonces todo eso estaba desencadenando ese problema autoinmune y pasaba que en ese momento no es estaba operando a nadie, lo que podía solucionarse en un momento tardó dos meses y bastante suerte que tuve”.

Del mismo modo, se siente muy agradecida de haber podido contar con la compañía de su madre cuando peor estaban las cosas: “Yo estaba dentro del hospital encerrada en una habitación con mi madre sin poder salir y al final estaba centrada en recuperarme, pero yo lo veía y para mí era como una película como decir que no estaba entendiendo nada y solo saber que el mundo se había parado y mi mundo también. Mi madre es muy importante para mí, en las buenas y en las malas siempre está conmigo. Claro, tú imagínate que a tu hija le detectan una enfermedad autoinmune, tan aparatoso todo, y estar contigo viéndolo. Yo muchas veces la veía llorando y era yo la que le decía que no llorase, que ya estábamos donde teníamos que estar”.

Y una vez en el hospital y bien acompañada, Carolina solo tenía una cosa en mente: “Lo importante era que a partir de esa operación me empezase a funcionar la medicación. Ahí empiezan a ver que, efectivamente, a los días de esa operación empieza a funcionar todo, a la semana me dan el alta y yo empiezo una rehabilitación con logopedas durante un año para aprender a respirar bien, relajarme, subir la laringe otra vez, fortalecer el cuello... porque todo eso se puede recuperar. Pero claro, lleva mucho sacrificio. Iba tres veces a la semana a la rehabilitación, cuando estaba de baja tenía todo el tiempo del mundo, pero cuando volví a incorporarme al trabajo yo seguía yendo y a seguir con mi recuperación de la vida. He valorado de una forma increíble lo necesario que es tener una actividad y volver a encontrarte con la gente, para mí eso también ha sido parte de la terapia”.

Fue precisamente todo lo que la pasó nada más empezar la pandemia lo que la motivó a escribir el libro: “Yo creo que al final casi todas las personas hemos tenido una historia pendiente en nuestra vida, aquello que pudo ser y al final no fue, esas historias de idas y venidas, de ahora sí pero ahora no. Es como un golpe en la mesa de decir “oye, quieres o no quieres”, y vamos a darle el final de esa historia que no ha podido ser a esas personas que no pudieron terminar esa historia por distintos motivos. Entonces es un poquito eso, el te quiero pero ahora no puedo y el puedo pero ahora no quiero”.

¿Y cómo nació la idea? Carolina explica que no hay un origen claro: “La verdad es que me fue surgiendo sin más. Yo lo había intentado varias veces, nunca había tenido esa inspiración y de repente como que me vino sin más. Empecé a escuchar música, empecé a montarme historias en la cabeza y empecé a escribir hasta que terminé el libro y dije “y ahora qué”. Lo mandé a una editorial por si sonaba la flauta porque el “no” ya lo tenía, lo que no me esperaba es que me fueran a decir que sí”.