Su bisabuelo abre una tienda en un pueblo de Córdoba y 120 años después conserva una reliquia: "De Filipinas"

En el corazón de la localidad cordobesa de Doña Mencía, se encuentra una tienda que ha resistido el paso del tiempo, conservando su esencia desde 1905. La Tienda de Frasquito Priego, una droguería que abrió sus puertas hace más de un siglo, sigue siendo un símbolo de tradición, con su mobiliario original y una impresionante variedad de productos que han pasado de generación en generación.

Carlos Moreno ‘El Pulpo’ visitó la tienda en su programa Poniendo las Calles charlando con Rocío, la actual encargada del negocio, quien compartió con él las historias que hacen única a esta droguería centenaria.

Frasquito Priego fue fundada por el bisabuelo de Rocío, un soldado que regresó de Filipinas tras la guerra de 1898. Al regresar a su pueblo, decidió abrir esta tienda en la que vendía de todo: desde productos de droguería hasta ferretería, mercería, perfumería e incluso repuestos de bicicletas. Hoy en día, 120 años después, la tienda sigue en pie gracias al esfuerzo de cuatro generaciones, cada una de ellas añadiendo su toque personal, pero manteniendo el espíritu original.

"Mi bisabuelo trabajaba muchísimos tipos de productos, no solo droguería, sino también ferretería, mercería, perfumería y repuestos de bicicletas", explicó Rocío. La tienda no solo ha sobrevivido a los cambios del mercado, sino que ha sabido adaptarse, aunque sin perder su esencia.

120 años después

Uno de los mayores atractivos de Frasquito Priego es su decoración original. Los muebles, las balanzas y las máquinas con las que trabajaron los antepasados de Rocío siguen formando parte del mobiliario de la tienda. De hecho, la tienda conserva la balanza antigua que utilizaba su bisabuelo, aunque ahora es más una pieza de adorno que una herramienta de trabajo debido a su falta de precisión.

"Conservamos la balanza antigua, esa no la utilizamos, pero la tenemos aquí de adorno. Después tenemos otra más grande, que pesa hasta 15 kilos, y es con la que trabajo, aunque para cosas pequeñitas uso una balanza digital", explicó Rocío, mostrando con orgullo el legado familiar que aún perdura.

Aunque la tienda tiene una oferta extremadamente variada, Rocío no sabe con certeza qué es lo que más venden hoy en día. "Antiguamente, sí que se vendía mucho la especie, era lo que más sobresalía de todos los productos que tenemos. Hoy en día, no sabría decirte si vendo más de aliño, o vendo más de hilo, o vendo más de tornillo", añadió.

Lo que sí está claro es que Frasquito Priego ha logrado mantenerse relevante a lo largo de los años gracias a su versatilidad. Los vecinos de Doña Mencía siguen acercándose a la tienda por la amplia variedad de productos que ofrece, aunque hoy en día muchos de ellos se detienen por la nostalgia y el cariño hacia un negocio que, para muchos, es un símbolo de su comunidad.

Una reliquia

El Frasquito Priego es mucho más que una tienda. Es un pedazo de historia que ha pasado de generación en generación, manteniendo vivas las tradiciones y recuerdos de un tiempo que ya parece lejano. Rocío, con mucho orgullo, sigue al frente del negocio, conservando no solo los objetos y productos antiguos, sino también la memoria de su bisabuelo y el legado que ha dejado en Doña Mencía.

Más allá de ser un simple comercio, esta droguería se ha convertido en una reliquia viviente que sigue funcionando como en sus primeros días, siendo un recordatorio palpable de cómo la historia de los pueblos pequeños está marcada por los negocios que han permanecido en ellos, generando un vínculo con la comunidad que perdura a lo largo del tiempo.