Estudia la carrera de Químicas en Zaragoza y termina con La Gioconda en su laboratorio: "A día de hoy está tras un cristal"

Así comenzó la trayectoria de María Sancho-Arroyo en el arte hasta dedicarse al mercado de cuadros y escribir 'Inversión o Pasión', el libro que descubre a Carlos Moreno 'El Pulpo'

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

María Sancho-Arroyo es una figura emblemática en el mercado del arte, con más de tres décadas de experiencia internacional. Su trayectoria es un fascinante viaje que comenzó de manera inusual: como estudiante de Químicas en la Universidad de Zaragoza. Aunque su interés por el arte era evidente, inicialmente lo consideró un hobby. Sin embargo, su vida profesional tomaría un giro inesperado que la llevaría a combinar sus dos pasiones: la ciencia y el arte.

A medida que avanzaba en su carrera, María descubrió que la química podía aplicarse al estudio y conservación de obras de arte. En su tercer año de estudios, se enteró de que existía la posibilidad de realizar análisis científicos de piezas artísticas. Esta revelación fue un punto de inflexión en su vida, y decidió que quería seguir ese camino. Tras finalizar su carrera, se trasladó a Florencia, donde tuvo la oportunidad de trabajar en el análisis de obras maestras.

Su experiencia en Italia la condujo a Barcelona, donde se unió al Museo Nacional de Arte de Cataluña, y posteriormente a París, trabajando en el prestigioso Museo del Louvre. Aquí, María pudo profundizar en el estudio de técnicas artísticas, lo que le permitió entender el arte desde un ángulo científico y técnico, incluyendo la famosa Gioconda, que tuvo la suerte de estudiar de cerca en el laboratorio. 

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Personas viendo el cuadro de La Gioconda

Sin embargo, su destino cambió una vez más cuando se trasladó a Londres y comenzó a trabajar en una casa de subastas. Fue este entorno comercial el que despertó su interés por el mercado del arte en un sentido más amplio.

Termina con La Gioconda en su laboratorio

María acumuló una vasta experiencia que le permitió conocer el mercado en profundidad. Su trabajo le ofreció un contacto directo con coleccionistas, compradores y galerías, lo que enriqueció su comprensión del valor del arte. Con el tiempo, se dio cuenta de que el mundo del arte no solo era un ámbito de creatividad, sino también un entorno donde las decisiones comerciales eran cruciales.

Después de mudarse a Estados Unidos, comenzó a dar clases en el Instituto FAC, donde compartía su conocimiento sobre el negocio del arte. Esta experiencia la llevó a reflexionar sobre lo que había aprendido a lo largo de los años y a escribir su libro, Inversión o Pasión. 

      
             
      

En este texto, María busca desmitificar el mercado del arte y hacerlo accesible a un público más amplio. El libro no es solo un manual sobre cómo invertir en arte, sino también una guía que permite a los lectores entender cómo se determina el valor de las obras.

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Turistas en el vestíbulo del Museo del Louvre bajo la estructura de la Gran Pirámide. Pintura de La Gioconda

Una de las anécdotas más impactantes que comparte es cómo su carrera científica la llevó a tener a La Gioconda en su laboratorio, una suerte que destaca al afirmar que "a día de hoy está tras un cristal". Este comentario resuena en el contexto del valor que se otorga a las obras de arte, que, con el tiempo, pueden llegar a estar inaccesibles para el público general, resguardadas en museos o colecciones privadas.

Estudia la carrera de Químicas en Zaragoza

El libro de María también aborda la percepción errónea de que el mercado del arte es exclusivo para personas adineradas. Ella enfatiza que, aunque hay obras que alcanzan precios astronómicos, el 93% de las transacciones en el mercado del arte involucra piezas de precios más accesibles. En su opinión, es esencial que los interesados en el arte se informen y visiten galerías y museos antes de realizar una compra.

      
             
      

María Sancho-Arroyo ha recorrido un camino impresionante desde sus inicios en la química hasta convertirse en una experta reconocida en el mercado del arte. Su capacidad para fusionar ciencia y arte le ha permitido no solo desarrollar una carrera exitosa, sino también educar y motivar a otros a explorar el fascinante mundo del arte, tanto desde la perspectiva de la inversión como de la pasión personal. Con su libro, busca abrir las puertas a un mercado que, aunque complejo, puede ser igualmente apasionante y accesible para todos.