Va a un museo de Málaga y el director revela cómo un niño es capaz de entender a Picasso: "Nos gusta jugar"
Miguel López-Remiro Forcada es el responsable artístico del lugar dedicado al artista malagueño y le cuenta a Carlos Moreno 'El Pulpo' anécdotas de su trabajo
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Miguel López-Remiro Forcada, director artístico del Museo Picasso de Málaga, compartió su visión sobre cómo el arte puede ser un vehículo de comprensión y juego, especialmente para los más jóvenes. La conversación, conducida por Carlos Moreno 'El Pulpo', nos llevó a reflexionar sobre el papel que juegan los museos en la educación y la formación de los niños en su relación con el arte.
El Museo Picasso de Málaga no solo es un espacio dedicado a la obra del célebre pintor malagueño, sino que también se convierte en un lugar donde los niños pueden explorar su creatividad y curiosidad.
López-Remiro enfatiza que a los niños "les gusta jugar", y esta afirmación es clave para entender cómo se puede acercar el arte a las nuevas generaciones. La experiencia artística no se trata solo de observar, sino de interactuar, de sentir y de imaginar.
Durante la entrevista, se destacó que el arte debe ser una invitación al juego. Los niños tienen una capacidad innata para crear e imaginar, habilidades que a menudo se ven limitadas por los métodos de enseñanza tradicionales.
Va a un museo de Málaga
En el museo, se les anima a ser proactivos, a dialogar y a crear, ya sea a través de talleres que involucran la construcción de esculturas con materiales reciclados o mediante actividades que fomentan la exploración de sus propias emociones y pensamientos.
López-Remiro mencionó la importancia de ofrecer un entorno donde los niños puedan experimentar el arte sin presiones. Al igual que en la música, donde uno puede sentir si una melodía le gusta o no, el arte visual debe ser abordado con la misma libertad. Esta conexión emocional es esencial para que los niños puedan desarrollar su propia apreciación del arte.
El director también habló sobre la diversidad de visitantes que acoge el museo, desde turistas hasta locales, incluidos escolares que participan en programas educativos. Esto crea un ambiente inclusivo donde todos pueden compartir y aprender. El museo se convierte en un microcosmos de la sociedad, donde cada persona puede encontrar su lugar y su conexión con el arte.
El reto, como apuntó López-Remiro, es transformar el museo en un espacio donde la experiencia artística fluya de manera natural. No se trata de imponer conocimientos, sino de permitir que las emociones y las sensaciones se desarrollen libremente. Esta visión humaniza el museo y lo convierte en un lugar accesible y acogedor para todos.
Un niño es capaz de entender a Picasso
La visita a un museo, especialmente uno tan emblemático como el Museo Picasso de Málaga, puede ser una experiencia transformadora para los niños. Al fomentar un enfoque lúdico hacia el arte, se les permite explorar su creatividad y construir una conexión emocional con las obras.
A medida que los museos continúan evolucionando, es fundamental recordar que el arte no es solo para ser contemplado, sino también para ser experimentado y disfrutado. La misión del Museo Picasso, bajo la dirección de Miguel López-Remiro, es precisamente esa: hacer que el arte sea una parte integral de la vida de los jóvenes, invitándolos a jugar, a sentir y a crear.