El psicólogo Amable Cima señala la fobia que no tiene nombre y es la más común: "Pierdes el control"

El especialista en Psicología Clínica y profesor de la Universidad CEU San Pablo descubre a Carlos Moreno 'El Pulpo' cómo gestionar un miedo habitual en las personas

Retrato de un joven frustrado sentado en un sofá con las manos en la cabeza.
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Poniendo las Calles

Carlos Moreno 'El Pulpo' entrevista a Amable Cima, psicólogo especialista en Psicología Clínica y profesor de la Universidad CEU San Pablo

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

En Poniendo las Calles, el psicólogo Amable Cima, especialista en psicología clínica y profesor en la Universidad CEU San Pablo, abordó un tema que resuena profundamente en la vida cotidiana de muchas personas: el miedo a perder el control. Este tipo de miedo, aunque a menudo no tiene un nombre específico, es quizás la fobia más común en nuestra sociedad actual.

El miedo es una respuesta natural y adaptativa de nuestro organismo ante situaciones que percibimos como amenazantes. Cima explica que, en su forma fisiológica, el miedo prepara al cuerpo para la lucha o la huida, mediante la activación de hormonas como la adrenalina y el cortisol. Este mecanismo, que ha sido vital para la supervivencia desde tiempos ancestrales, nos permite reaccionar ante peligros inmediatos. Sin embargo, el contexto ha cambiado y, en lugar de enfrentarnos a depredadores físicos, muchas veces enfrentamos miedos que son más abstractos y relacionados con la incertidumbre de nuestras vidas cotidianas.

Una de las manifestaciones más comunes de este miedo es la sensación de descontrol. Las personas a menudo se sienten ansiosas al pensar en lo que podría ocurrir en el futuro, especialmente en situaciones donde no tienen el control total, como viajar en transporte público o enfrentar situaciones laborales inciertas. Este miedo a lo desconocido puede llevar a comportamientos de evitación: algunas personas optan por no salir de casa, mientras que otras pueden experimentar ataques de pánico en situaciones que consideran amenazantes.

Una persona en un avión

Cima destaca que este miedo no es solo una respuesta personal, sino que está influenciado por factores culturales y sociales. Por ejemplo, el entorno en el que crecemos y las experiencias que vivimos moldean nuestra percepción del riesgo. Así, lo que puede parecer irracional para una persona puede tener sentido para otra, dependiendo de su contexto. Esto puede llevar a la creación de fobias más específicas, como el miedo a los espacios cerrados (claustrofobia) o a volar en avión (aerofobia).

la fobia que no tiene nombre

El psicólogo menciona que, aunque las fobias específicas son más reconocibles, el miedo a perder el control es mucho más sutil y común. Muchas personas viven con esta fobia sin ser plenamente conscientes de ello. Este miedo se manifiesta en la ansiedad diaria y puede interferir significativamente con la calidad de vida, llevando a problemas de salud mental más serios si no se aborda.

Una de las formas de gestionar este miedo, según Cima, es a través de la exposición gradual. Esto implica enfrentarse poco a poco a las situaciones que generan ansiedad, comenzando por aquellas que provocan un nivel de miedo más bajo y aumentando progresivamente la dificultad. 

La terapia cognitivo-conductual también se ha mostrado efectiva para ayudar a las personas a reestructurar sus pensamientos negativos y a desarrollar habilidades de afrontamiento.

Un joven enterrado en cojines

El miedo tiene un lugar fundamental en la experiencia humana. Nos protege y nos mantiene alertas, pero también puede convertirse en una prisión si no se gestiona adecuadamente. Comprender que el miedo a perder el control es una respuesta normal y común puede ser el primer paso hacia la superación. 

Es la más común

En la sociedad actual, donde la incertidumbre es parte de la vida cotidiana, es crucial desarrollar herramientas para afrontar estos temores y recuperar la sensación de control sobre nuestras vidas.

En conclusión, el miedo a perder el control es una fobia que, aunque no siempre se nombra, afecta a muchas personas en su vida diaria. Abordar este miedo con apoyo profesional y a través de técnicas de exposición puede ayudar a las personas a reconquistar su bienestar emocional. Reconocer y aceptar nuestros miedos es el primer paso para aprender a gestionarlos y, en última instancia, para vivir una vida más plena y satisfactoria.

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